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El sueño del caballero. Rafael (Imagen 8. Hércules). El mismo tema de antes, la lucha entre Virtud y Placer, es empleado por el artista para ilustrar el dilema en un joven caballero, cuya identidad hoy día aún es dudosa; incluso el tema del cuadro planteó interrogantes durante mucho tiempo a causa del escueto título. El episodio tiene lugar durante la juventud de Hércules y, en realidad, se trataba de probarle con objeto de saber si reunía condiciones para realizar los trabajos. La adaptación que hace el artista del héroe a un joven caballero es evidente al vestirlo con la coraza, el casco y la indumentaria propia de un guerrero y esa adecuación al comitente de la obra hace que el pintor sutilmente introduzca la anécdota del sueño. Compruébese la diferencia con el cuadro de Carracci. Allí Hércules es plenamente consciente en su calidad de personaje mitológico. Aquí, al tratarse de un mortal, la escena hubiera sido del todo increíble para los contemporáneos y entonces es cuando introduce el factor sueño. La dificultad de la elección está motivada: ambas jóvenes son bellas por igual y simbólicamente le tientan con ideales a los cuales es complicado renunciar: por un lado, el deber del estudio y el cultivo de las artes de la guerra que obligan a cualquiera que se haga llamar caballero; por otro, la flor simboliza el amor, el placer, a los que como humano es difícil negarse. Obviamente, el caballero optará por lo primero, por eso Rafael pinta al comitente con la coraza, pues alcanza la dignidad para hacerse merecedora de ella.
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