El poder en la época moderna

SUMARIO
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Cap. 17
Mª Ángeles Jordano Barbudo(Universidad de Córdoba)
La Iglesia como una institución de poder
Epígr. 1705 Apéndice: textos Párrafos 13-17 de 98
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Hércules y el León de Nemea. Leonardo da Vinci. 1504-08
 
   
 
Hércules lucha contra el león de Nemea. Antonio Tempesta (1555-1630)
 
   
 
     El interés por la representación de Heracles en el arte desde la Antigüedad nos lo demuestran las doce metopas del templo de Zeus en Olimpia, consideradas unas de las más logradas imágenes sobre el tema. En España fue muy representado por su relación con la Casa Real. Dependiendo de la época, la versión será distinta; así, Zurbarán lo interpreta dentro de la cueva, que tapa con una roca, en un paraje abrupto y pedregoso. Tras este trabajo, Euristeo se percató de la descomunal fuerza de Heracles, por lo que nunca más volvió a encontrarse con él cara a cara.
 
   
 
Hércules lucha contra el león de Nemea, Zurbarán, 1634
 
   
 
     Hércules lucha con el león de Nemea, 1634. Zurbarán. Museo del Prado. Tanto el marqués de Villena, como Juan Pérez de Moya (1585) en su Filosofía secreta y Baltasar de Vitoria (1620-1624) en el Teatro de los dioses de la gentilidad, sirvieron para concebir la serie sobre los trabajos de Hércules encargada a Zurbarán, quien lo representa en el momento en que tras haberle asestado un golpe con la clava -que aparece arrojada en el suelo-, arremete contra el león, que se ha alzado de manos, y lo asfixia con sus brazos. El pintor ha concebido la composición de la escena como una pirámide, en la que la cabeza del león hace de vértice y aparece con toda la ferocidad que resaltaba Villena: "las corvadas uñas, los ojos bermejos y sangrientos por amuchiguada ira". Como pintor barroco, Zurbarán elige cuidadosamente la luz, de manera que incida sobre el musculoso cuerpo de Hércules, resaltando su anatomía y acentuando el dramatismo del momento. Consigue así llamar la atención del espectador sobre lo que aquí incumbe: la fortaleza del héroe, su arrojo y, en definitiva, el triunfo del Bien sobre el Mal, quedando al instante identificado Hércules con Felipe IV, a quien interesaba mostrarse ante sus súbditos como el hacedor de la paz, el que ayuda al triunfo de la virtud, venciendo a los defensores de los vicios. El marqués de Villena ya urdió los mimbres sobre las que se forjaría esta idea: "Conviene contradecir a los soberbios enemigos de la patria, quitándoles los despojos y testimoniando el vencimiento y recobramiento de la virtud y la paz".
     Cuando Hércules consiguió vencer al león de Nemea, le arrancó la piel, tal y como ya se ha referido, e hizo de ella parte de su mortífero armamento, pues sabido es que el duro pellejo del animal era de extraordinaria dureza.
 
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Epígrafe 1705 Apéndice: textos Párrafos 13-17 de 98
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Fecha modif. 25-09-2008