El poder en la época moderna

SUMARIO
Cap. 10
Soledad Gómez Navarro (Univ. Córdoba
Introducción
Epígr. 1001 1. Justificación Párrafos 1-5 de 6
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1. Justificación
     Este Proyecto de Mejora de la Calidad Docente 07NB1072, aprobado por la Universidad de Córdoba a través de su Vicerrectorado de Planificación y Calidad y en su IX Convocatoria de Proyectos de Mejora de la Calidad Docente, recae orgánicamente en el Grupo Docente 034 creado por aquel mismo Vicerrectorado en el curso 2007-2008 y coordinado por la profesora de la Universidad de Córdoba Soledad Gómez Navarro. Junto a ésta, tanto Grupo Docente como Proyecto Docente están integrados por nueve profesores más de distintas especialidades interdisciplinares y cuatro Universidades españolas y un Centro de Investigación nacional, a saber: Mª de los Ángeles Álvarez Añaños -Universidad de Zaragoza-, José Manuel de Bernardo Ares -Universidad de Córdoba-, Piedad Bolaños Donoso -Universidad de Sevilla-, Rafael Cejudo Córdoba -Universidad de Córdoba-, Francisco Fernández Izquierdo -CSIC-, Mª de los Ángeles Jordano Barbudo -Universidad de Córdoba-, Francisco Javier Moreno Díaz del Campo -Universidad de Castilla-La Mancha-, Enrique Solano Camón -Universidad de Zaragoza-, y Mª Isabel Viforcos Marinas -Universidad de León-.
 
   
 
     Específicamente, y como se ve, el Proyecto Docente es interdepartamental, interfacultativo, interuniversitario e interdisciplinar, y se sustenta en tres elementos:
     A) Relación inextricable entre docencia y discencia, entre pedagogía ciencia -elaboración de saberes nuevos- y pedagogía materia -transmisión de los mismos-, en suma, entre educación e investigación. B) Relación también indiscutible entre ciencia y sociedad, siendo ésta en este caso la misma Universidad, eco y portavoz de los afanes e intereses de la primera, y viceversa. C) El valor de la interdisciplinariedad a través de una temática de convergencia entre varias disciplinas de las Ciencias Sociales como es el PODER -tan de verdadera actualidad y vitalidad científica y social-, como modo de proponer y ensayar una nueva pedagogía y didáctica. Es, por tanto, un Proyecto dirigido igualmente a la formación pedagógica del profesorado y a la revisión de su propio quehacer, y a la implicación de su tarea en el alumnado, porque indudablemente el docente no podrá nunca funcionar sin la comprobación de las respuestas que suscite en el discente -estrategias de aprendizaje, reelaboraciones, sugerencias, etc.-, por lo que éste es también vector imprescindible de este Proyecto.
 
   
 
     En cuanto a la indisoluble relación docencia-discencia, parece evidente, en efecto, que una adecuada formación pedagógica del profesorado depende de su propia formación científica, pues sólo en la medida en que el profesor esté imbuido del "espíritu científico", podrá desplegar una actividad didáctica fructífera por tener en cuenta tanto la psicología del alumno receptor, como los elementos sustanciales de los saberes que transmite. Como se ha dicho, el tren profesoral llegará a su meta cumpliendo sus funciones si se desliza por los raíles -paralelos, no intercambiables, pero imprescindibles ambos- de la ciencia y la pedagogía [de Bernardo Ares in: Asquerino Fernández et alii, La enseñanza de la Historia. Técnicas informáticas y repercusiones psicosociales, 1992, 25 y ss.; R. Altamira, La enseñanza de la Historia, 1997]. En ese sentido, pedagógicamente nuestra época se halla en un proceso de buscar, en el ámbito didáctico, cómo enseñar, cómo transmitir unos conocimientos, y, transmitiéndolos, formar plenamente a los receptores de los mensajes formativos. Pero, encontrar el quid del acierto pedagógico es la clave, lo que, desde luego, está subordinado al entendimiento cabal de cómo se elaboran los mismos conocimientos y cómo el profesor avanza, profundiza y mejora en su propia tarea docente -pedagogía ciencia-. De ahí que sin previa actividad investigadora de ésta, difícilmente podremos avanzar en la pedagogía materia -transmisión de dichos conocimientos-. Tengamos en cuenta, además, que la pedagogía debe consistir también, y tal vez ante todo, en formar al alumno para que halle por sí mismo su propio sistema y método de trabajo personal, con lo que, de paso, transformamos una trasnochada "pedagogía enciclopédica" en una renovadora "pedagogía metodológica o instrumental", que coloca al alumno en primera línea y en una posición activa, reflexiva, práctica, crítica y, sobre todo, eminentemente creadora. Se cumple así cabalmente la afortunada consigna del EEES de "enseñar aprendiendo"/"aprender enseñando", extraordinario compendio de la prenotada inextricable relación docencia-discencia, y núcleo de todo el sistema educativo, en definitiva, suma de interrelación vertical y horizontal en la Europa de hoy -aprendizajes y estancias en otros países-.
 
   
 
     B) Por lo que respecta a la relación ciencia-sociedad -Universidad en este caso- y al adecuado eco que debe ser ésta de aquélla, lo que aquí se persigue mediante la elección de la temática de trabajo que se propone, el Poder, siempre viva sin duda, pero, sobre todo, absolutamente envolvente y global, es también obvio que la elaboración y transmisión del conocimiento científico, cualquiera que sea su objeto o territorio, están condicionados por el conjunto del proceso social, en el que la formación económico-social, la organización política y el sistema de valores posibilitan, impiden u orientan el propio trabajo científico; en camino siempre de ida y vuelta -ciencia/sociedad, sociedad/ciencia-, dicha interrelación es tan diáfana, que no merece mayor explicación. Por tanto, las Ciencias Sociales, ámbito de las distintas áreas disciplinares sustentadoras del presente Proyecto, además de ofrecer una información científica, pueden y deben desarrollar una acción social transformadora de las relaciones irracionales e inhumanas de nuestro mundo, así como intentar dar respuestas a las varias y diversas demandas sociales planteadas. Y si en algún asunto ello tiene sentido, sin duda ese es el de la temática que se propone. Además, por propia definición, las Ciencias Sociales, llamadas al estudio de todos los aspectos del hombre para comprender su presente y proyectarlo al futuro, deben procurar dicha actividad desde la flexibilidad y la tolerancia, instrumentos ambos fundamentales para forjar el porvenir de un hombre nuevo en una sociedad nueva, sin olvidar, como primera precisa, que en ese proceso el cambio es siempre el eje vertebrador. En este sentido, no pretendemos hacer historia política pese a su proclamada vocación de retorno historiográfico, sino más bien una aportación cercana a la historiografía anglosajona, madrina de una "nueva" filosofía política y heredera de las reflexiones de carácter general suscitadas en la historia del pensamiento político (contribuciones de Pocock, Dunn, Skjnner, Gil, etc.).
 
   
 
     C) Por último, y en lo concerniente al valor de la interdisciplinariedad, es indudable que ésta responde a la necesidad de una visión integrada de los problemas -si bien aprovechando la especialización y la división del trabajo-, y, por tanto, que en los planteamientos pedagógicos por venir se muestra absolutamente indispensable [I. González et alii, Enseñar Historia, Geografía y Arte. De los Reyes Godos al Entorno Social, 1987, pp. 43 y ss.]. Término conceptualmente complejo, no siempre bien entendido, y, a lo que parece, bastante más extendido entre los colegas de las Ciencias de la Naturaleza, como demuestra la literatura comparada, aquélla implica intercambios mutuos e integraciones entre varias disciplinas en el estudio y explicación de una determinada cuestión, y cooperación de que nace un recíproco enriquecimiento. En efecto, el sentido de la interdisciplinariedad va unido con frecuencia a la reflexión sobre el divorcio existente entre la formación -universitaria en este caso- y la vida real, por lo que todo esfuerzo interdisciplinar es un intento de superar este problema, defendiendo la organización del aprendizaje desde perspectivas múltiples y desde centros de interés cercanos al alumno, o lo más cercanos posible, y superando las limitaciones surgidas cuando el conocimiento se plantea desde un solo ángulo -evolución que ha sido especialmente significativa precisamente en la historia política-. No obstante -y esto es muy importante-, lo interesante de la interdisciplinariedad no es "sumar" disciplinas ante una concreta cuestión, sino tener la versatilidad suficiente como para ser capaces de cambiar de registro sin dificultad, y, sobre todo, adquirir destrezas y habilidades cognitivas, aplicables a cualquier materia, y conceptos disciplinares, muy difíciles de adquirir si no es a partir de la lógica propia de cada disciplina -variedad de interdisciplinariedad conocida como metodológica-. Sin olvidar que cualquier planteamiento interdisciplinar exige la preparación de los temas y el trabajo en equipo, aspecto este por otra parte que consideramos imprescindible en la opción y circunstancia que proponemos. Es precisamente esa variedad de interdisciplinariedad la intelección que hace suya la propuesta que presentamos, la más genuina y restrictiva en que la intedisciplinariedad debe entenderse -esto es, como integración de materias que giran alrededor de un núcleo temático considerado como "centro de interés", el Poder, como ya sabemos-, por lo que pretendemos buscar y resaltar los aspectos positivos de aquélla, tales como evitar reiteraciones, facilitar la transferencia de conocimientos, racionalizar algunos enfoques temáticos, o ayudar a la adaptación a un mundo cambiante. Y lo mismo podría decirse de la transversalidad, cualidad especialmente presente en el objeto de estudio escogido, porque, por su propia naturaleza, el poder traspasa formas, espacios y tiempos, por lo que rompe las tradicionales historias por épocas y sectoriales.
 

Introducción
Epígrafe 1001 1. Justificación Párrafos 1-5 de 6
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Fecha modif. 25-09-2008