El poder en la época moderna

SUMARIO
Epígrafe previo 1101
Cap. 11
Mª Isabel Viforcos (Universidad de León)
La ciudad hispanoamericana. Reflexiones en clave de poder
Epígr. 1102 Poblar, premisa para dominar Párrafos 1-5 de 20
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Poblar, premisa para dominar
     Quien no poblare no hará buena conquista y no conquistando la tierra no se convertirá la gente, así que la máxima del conquistar ha de ser poblar
López de Gómara, Francisco Historia general de las Indias , 1999, cap. XLVI
 
   
 
      Las palabras del cronista expresan con meridiana claridad el carácter de las fundaciones urbanas como base de todo dominio territorial que aspire a ser duradero, y como condición indispensable para que pueda producirse la traslación de la cultura cristiano-occidental. Y así lo entendió la Corona desde 1493, como evidencian las condiciones del segundo viaje colombino, y, de forma más decidida, desde el envío de Nicolás de Ovando al gobierno de la Española, el cual desarrolla tan cumplidamente sus instrucciones de hacer algunas poblaciones, que, encontrando a su llegada tan sólo 4 pueblos y un total de 360 españoles, deja a su partida 15 villas con un número superior a los 3.000 vecinos.
     
     
 
   
 
La dinámica fundacional
      Cualquiera de las numerosas capitulaciones formalizadas para descubrir, explorar y conquistar o para pacificar y poblar, como se prefiere decir desde mitad del XVI, nos puede servir para constatar cómo el fundar poblaciones formó parte de una de las obligaciones contractuales que asumía el capitán titular; así se formulaba, por ejemplo, en la suscrita entre Felipe III y Diego de Artieda Chirino en 1574:
 
   
 
      ...y poblaréis en la dicha provincia de Costa Rica
     sea provincial y las otras dos sufragáneas en las partes
     abundantes y necesarias, para que de ellas se pueda
     pacificación de las dichas provincias ... Dentro
     contados desde el día que llegáredes a la dicha provincia
     procuraréis y haréis de vuestra parte todo lo que
     pacífica... la dicha provincia de Costa Rica y gente
     dichas tres ciudades (AGI, PATRONATO,18,N.15,R.1).
 
   
 
      Y pocos rituales son más explícitos a la hora de asentar un dominio que los desarrollados en las fundaciones urbanas. Bernardo Vargas Machuca, en su Milicia y descripción de las Indias, publicada en Madrid en 1599, ofrece una significativa descripción, que reproducimos en el documento 1 del apéndice. El fundador realizaba una apropiación simbólica del espacio, comenzando por erigir un tronco en el que hincaba su cuchillo –rústica picota, expresión de su derecho a castigar hasta con pena capital-; a continuación, con su espada desnuda retaba a los presentes a que le disputasen la posesión y, no hallando contradicción, procedía a cortar algunas hierbas y ramas de los árboles del lugar, para materializar su derecho; y asentado el poder civil, la ceremonia continuaba con la implantación de una gran cruz, en el lugar en el que se proyectara levantar la iglesia, y concluía con una misa de acción de gracias, porque, no en vano, la extensión de la fe entre los naturales siempre se presentó como lo primero, si no en la ejecución, sí en la intención.
 
La ciudad hispanoamericana. Reflexiones en clave de poder
Epígrafe 1102 Poblar, premisa para dominar Párrafos 1-5 de 20
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Fecha modif. 25-09-2008