El poder en la época moderna

SUMARIO
Epígrafe previo 1204
Cap. 12
Rafael Cejudo Córdoba (Área de Filosofía Moral. Dpto. de CC. Sociales y Humanidades, Universidad de Córdoba)
El Poder en el siglo XVII: ciencia, metafísica y política
Epígr. 1205 Apéndice: textos Párrafos 1-5 de 12
Ver texto con notas
Siguiente epígrafe 1206
continuar leyendo el texto...
   
 
Apéndice: textos
Hobbes: Leviatan

Hobbes, J.: Leviatán, 2ª ed. Madrid: Alianza/Altaya, 1992, p. 13-15.
 
   
 
Hobbes: Leviatan

 
   
 
Hobbes: Leviatan

 
   
 
F. Bacon: el conocimiento
     LIBRO PRIMERO
     
     1. El hombre, servidor e intérprete de la naturaleza, ni obra ni comprende más que en proporción a sus descubrimiento experimentales y racionales sobre las leyes de esta naturaleza; fuera de ahí, nada sabe ni nada puede.
     2. Ni la mano sola ni el espíritu abandonado a sí mismo tienen gran potencia; para realizar la obra se requieren instrumentos y auxilios que tan necesarios son a la inteligencia como a la mano. Y de la misma suerte que los instrumentos físicos aceleran y regulan el movimiento de la mano, los instrumentos intelectuales facilitan o disciplinan el curso del espíritu.
     3. La ciencia del hombre es la medida de su potencia, porque ignorar la causa es no poder producir el efecto. No se triunfa sobre la Naturaleza sino obedeciéndola, y lo que en la especulación lleva el nombre de causa conviértese en regla en la práctica.
     4. Toda la industria del hombre estriba en aproximar las sustancias naturales unas a otras o en separarlas. El resto es una operación secreta de la Naturaleza.
     5. Los que habitualmente se ocupan en operaciones naturales son: el mecánico, el médico, el matemático, el alquimista y el mago. Pero todos (en el estado actual de cosas) lo hacen con insignificante esfuerzo y mediano éxito.
     6. Sería disparatada creencia, que se destruiría por sí misma, esperar que lo que jamás se ha hecho pueda hacerse, a no ser por medios nunca hasta aquí empleados.
     7. La industria manual y la de la inteligencia humana parecen muy variadas, a juzgar por los oficios y los libros. Pero toda esa variedad reposa sobre una sutilidad extrema y la explotación de un reducido número de experiencias que han llamado la atención, y no sobre una abundancia suficiente de principios generales.
     8. Hasta aquí todos nuestros descubrimientos se deben más bien a la casualidad y a las enseñanzas de la práctica que a las ciencias, pues las ciencias que hoy poseemos no son otra cosa que un cierto arreglo de descubrimientos realizados. Las ciencias de hoy no nos enseñan ni a hacer nuevas conquistas ni a extender nuestra industria.
     
Bacon F., Novum Organum. Barcelona: Fontanella/Orbis, 1984
 
   
 
G.W. Leibniz: sobre la monadología (1716)
     "Nuestros razonamientos se fundan en dos grandes principios: el de contradicción, en virtud del cual juzgamos falso lo que encierra contradicción, y verdadero lo opuesto o contradictorio a lo falso. Y el de razón suficiente, en virtud del cual consideramos que ningún hecho puede ser verdadero o existente y ninguna enunciación verdadera, sin que de ello haya una razón bastante para que así sea y no de otro modo. Aunque las más veces esas razones no puedan ser conocidas por nosotros […] Pero la razón suficiente debe encontrarse también en las verdades contingentes o de hecho, es decir, en la serie de las cosas dispersas por el universo de las criaturas; en el cual la resolución en razones particulares podría llegar a un ilimitado número de detalles, a causa de la variedad inmensa de las cosas de la naturaleza y de la división de los cuerpos hasta lo infinito. Hay una infinidad de figuras y de movimientos presentes y pretéritos que entran en la causa eficiente de mi escritura presente; y hay una infinidad de pequeñas inclinaciones y disposiciones de mi alma, presentes y pretéritas, que entran en la causa final. Y como todo ese complejo de detalles encierra a su vez más detalles contingentes anteriores, es decir, otros más detallados, cada uno de los cuales exige asimismo, si se quiere dar razón de él, un análisis semejante, resulta que no hemos adelantado nada; la razón suficiente o última deberá hallarse, pues, fuera de la secuencia o series del detalle de las contingencias, por infinito que pudiera ser".
Leibniz, G. W., Monadología, §§ 31 y ss. Oviedo: Pentalfa, 1981, pp. 101 y ss.
 
El Poder en el siglo XVII: ciencia, metafísica y política
Epígrafe 1205 Apéndice: textos Párrafos 1-5 de 12
continuar leyendo el texto...
   
Fecha modif. 25-09-2008