El poder en la época moderna

SUMARIO
Epígrafe previo 1906
Cap. 19
Enrique Solano Camón (Universidad de Zaragoza)
Razón de Estado, pensamiento e ideología
Epígr. 1907 El derecho natural y el ocaso del absolutismo Párrafos 1-5 de 8
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El derecho natural y el ocaso del absolutismo
     Ciertamente al lado del Absolutismo durante el siglo XVII también se irán desarrollando otras líneas de pensamiento, destacándose entre las mismas aquéllas que representaban la renovación de un Derecho natural -"iusnaturalismo"- que, reconocido el estado de naturaleza como algo previo a la misma existencia del Estado, invocarán los derechos del individuo y la utilidad general, alejándose y oponiéndose a las tesis que hasta entonces habían legitimado el ejercicio del poder absoluto.
 
   
 
Filosofía popular y reformismo en Francia
     Cuando llegamos al año 1680 el combate dialéctico en Francia entre los llamados "racionales" (cuya justificación del conocimiento de la naturaleza se asentaba en la razón) y los "religionarios" (defensores del principio de autoridad, la revelación y los dogmas) se hallaba en plena vigencia.  Las resistencias al espíritu "religionario" de Bossuet son claramente perceptibles en Francia, aunque en sus consecuencias inmediatas éstas sean débiles. En el discurso político producido en Francia en la transición del siglo XVII al XVIII  los autores esgrimen un tono eminentemente literario en el que sensibilidad y la preocupación social alimenta la utopía. Es así como La Bruyére(1645-1696), Boisguilbert (1646-1714) o Vauban (1633-1707) van a criticar una sociedad dominada por el poder y el dinero, mientras que representantes de la alta aristocracia como Saint  Simon (1675-1755)  o Fénelon, (1651-1715), autor de Telémaco (1699), sueñan con recuperar una monarquía en la que la aristocracia pueda recobrar su auténtico lugar y prerrogativas.
     Por otra parte, tanto en suelo francés como fuera de él, producto de la emigración y del exilio, un nuevo frente de reacción al absolutismo va a nutrir el nuevo espíritu protagonizado por una  generación de libertinos a los que la herencia cartesiana había derivado hacia el deísmo y en los que la influencia de Spinoza,  "el ateo virtuoso", se iba a dejar notar. Es el caso de Saint-Evremond (1616-1703), pensador hostil a todo dogmatismo; Fontenelle, autor de Historia de los Oráculos (1686), obra en la que con audaz ironía y libre crítica resta todo valor a la tradición, a los milagros y a lo sobrenatural; o  de Pierre Bayle (1647-1706), protestante francés refugiado en Holanda, cuyas obras influirán significativamente en el siglo XVIII. En 1797 publicaba su Diccionario  histórico y crítico que preludiaba la Enciclopedia, en el que se denuncian las falsificaciones y errores de la tradición, se defiende la razón y la moral natural, al margen de todo planteamiento metafísico, y se proclama la tolerancia y la paz. En cualquier caso, estos autores  se muestran en el ámbito político partidarios del orden y el poder fuerte.
 
   
 
Filosofía y pensamiento político en Spinoza y Leibniz
     La influencia del spinozismo iba a adquirir en el mundo de las ideas políticas más interés del que tradicionalmente se le ha otorgado al propio Benito Spinoza (1632-1677), personaje nacido en Ámsterdam, al que hay que encuadrarlo en el ambiente de progreso de la burguesía patricia neerlandesa. Sus ideas políticas, consecuencia directa del marco general de una filosofía en la que se proclama el divorcio absoluto entre la filosofía y la teología  -entre la fe y la razón-, se exponen tanto en su Tratado teológico-político (1670), en donde se demuestra que el Estado no tiene un fundamento teológico, sino natural y racional; como en su Tratado político publicado en 1677, ya fallecido el autor, en el que se establece  que los hombres sólo pueden realizar plenamente sus derechos en el contexto de una colectividad que se los garantice. De este acuerdo surge la sociedad civil o, en otros términos, el Estado. El legado político que Spinoza  hace al siglo XVIII se manifiesta en los principios de libertad, razón y tolerancia como fundamentos de la constitución política de los Estados.
 
   
 
     En otro lugar de Europa, el alemán, nacido en Leipzig,    Gottfried-Wilhelm Leibniz (1646-1716) desde otra perspectiva interpretativa, basada en un racionalismo y un humanismo cosmopolita, anuncia la filosofía y el carácter enciclopedista. El autor de Ensayos de Teodicea (1710) pretende conciliar fe y ciencia, y va a buscar el fundamento del Derecho natural en Dios mismo, al que presenta como la Razón perfecta, a diferencia del también sajón Samuel Pufendorf (1632-1694), que había acentuado la separación entre la razón y el Derecho natural, de la Revelación y la teología moral. En Leibniz se descubre la "religión natural" y el utilitarismo, valores conceptuales característicos del mundo de  las ideas y el pensamiento político en el siglo XVIII. Si en su filosofía general la unidad del conjunto se armoniza mediante la pluralidad de las "mónadas", la unidad de la Humanidad  lo hace, de forma dinámica, en la diversidad irreducible y complementaria de sus partes. Sus proyectos políticos se manifiestan, por ello, en pro de la unidad religiosa de la Cristiandad.
 
   
 
El pensamiento político inglés en la segunda mitad del siglo XVII
     Una vez proclamada la república en Inglaterra tras la muerte en el patíbulo de Carlos I (1649), adquiere fuerza en Inglaterra la idea de que las instituciones, tanto políticas como sociales, tienen como fundamento la defensa de los intereses y la garantía de los derechos individuales. Un utilitarismo asumido por la burguesía de negocios y la aristocracia terrateniente, pero que también se encontrará con la oposición, aunque no demasiado consistente, desde posturas radicales y desde ciertas tesis republicanas defendidas por algunos pensadores.
 
Razón de Estado, pensamiento e ideología
Epígrafe 1907 El derecho natural y el ocaso del absolutismo Párrafos 1-5 de 8
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Fecha modif. 25-09-2008