El poder en la época moderna

SUMARIO
Epígrafe previo 1907
Cap. 19
Enrique Solano Camón (Universidad de Zaragoza)
Razón de Estado, pensamiento e ideología
Epígr. 1908 Epílogo Párrafos 1-3 de 3
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Epílogo
     El pensamiento político y las corrientes doctrinales, que con él surgieron durante los Tiempos modernos, fueron la respuesta ofrecida ante un desarrollo histórico de circunstancias cambiantes. En este sentido, el proceso transformador que, en sí mismo, representó la Edad Moderna hizo que aquellas ideas políticas que en su momento definieron la cosmología y el mundo medieval fueran evolucionando a lo largo de los siglos, hasta establecer los marcos conceptuales novedosos que alumbraron la contemporaneidad. Así, si la doctrina "de las dos espadas" que había definido el Agustinismo político durante el medievo  -el Papado y el Imperio-  tendieron a debilitarse ante el fortalecimiento de los Estados nacionales, la ruptura de la unidad cristiana en Europa y sus consecuencias en el siglo XVII fueron causa de la eclosión de un derecho natural   -"iusnaturalismo"-, por el que la existencia de los Estados era explicada como un artificio producto de la voluntad de los hombres, animada por la razón, que generó toda una filosofía ética basada en la naturaleza y en el orden natural, que no tardó en provocar un intenso debate dialéctico con aquéllos que continuaban justificando la versión tradicional, que interpretaba el Estado como una concepción divina, afectada por condicionamientos morales y valores metafísicos. Todo un proceso de evolución del pensamiento y elaboración de doctrina política cuyos resultados se hacen patentes en la perspectiva de 1660 en el escenario político de Europa, aunque sea de una forma heterogénea.
 
   
 
     Efectivamente, una vez superadas las convulsiones políticas y sociales que hasta entonces habían caracterizado el siglo XVII, la monarquía absoluta francesa veía consolidada su hegemonía como potencia continental en Europa, ante el declive de la monarquía "universal" española, y se disponía a ensanchar sus límites fronterizos en detrimento de los Habsburgo; Inglaterra, por su parte, agotada la etapa republicana de Cromwell establecida tras los años revolucionarios y la guerra civil, daba paso a la Restauración. ElImperio, devastado por la guerra de los Treinta Años, que en Westfalia presenciaba el reconocimiento formal de la república de Holanda y la independencia de Suiza, se desvanecía con el definitivo reconocimiento de la libertad religiosa y el fortalecimiento político de los Estados que lo integraban. De ellos, el Brandenburgo protestante, al Norte, y la católica Austria, al Sur, iniciaban su configuración e imparable ascenso como nuevas potencias.  Suecia se alzaba con el dominio del Báltico; la dinastía Romanov pugnaba por consolidarse en Moscú y la península Itálica continuaba siendo conformada por un mosaico de pequeños estados y repúblicas.
 
   
 
     Una nueva imagen política cuyo epicentro generador se encuentra en el significado histórico que, en sí mismo, representa como "concepto de época" la Europa del Barroco. De manera que, al llegar a las últimas décadas del siglo XVII la "crisis de la conciencia europea", a la que hace cierto tiempo se refirió el historiador P. Hazard, va a preludiar todo un renovado movimiento filosófico, así como  la incidencia que éste tendrá en la teoría y el pensamiento político que se desarrollará a lo largo del siglo XVIII. La Europa del Barroco se había convertido en puente transformador del la cosmología política medieval hacia el pensamiento político de la "razón" y de las "luces". El camino hacia la contemporaneidad estaba trazado.
 
Razón de Estado, pensamiento e ideología
Epígrafe 1908 Epílogo Párrafos 1-3 de 3
   
Fecha modif. 25-09-2008