El poder en la época moderna

SUMARIO
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Cap. 17
Mª Ángeles Jordano Barbudo(Universidad de Córdoba)
La ciudad hispanoamericana. Reflexiones en clave de poder
Epígr. 1702 Poblar, premisa para dominar Párrafos 11-15 de 36
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     En el retrato ecuestre del Prado, se completa la visión de este personaje ambicioso, que aparece con bengala y banda carmesí, como correspondía a un general, al mando de un ejército.
 
   
 
El conde duque de Olivares a caballo. 1638. Velázquez. Óleo sobre lienzo. 313 x 239 cm. Museo del Prado. Madrid. España.
ciudadelapintura.com
 
   
 
     Los característicos altibajos de su carácter ciclotímico convirtieron a Olivares en objeto de estudio de personalidades tan afamadas como Marañón.
     
 
   
 
El conde duque de Olivares a caballo. 1638. Velázquez. Óleo sobre lienzo. 313 x 239 cm. Museo del Prado. Madrid. España.
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     El gran artífice de este estratégico salón fue el rey Felipe IV. Tristemente desparecido tras un bombardeo durante la Guerra de Independencia, el célebre palacio del Buen Retiro lució en sus salones ricas colecciones artísticas y objetos suntuarios que fueron reuniendo los Austrias o bien recibieron como magnífico legado. Es así como Felipe IV se convierte en uno de los mecenas más importantes de su momento. Ya alguno de sus ancestros se había ocupado afanosamente de adquirir notables obras y él tuvo la fortuna de beneficiarse de alguna de esas colecciones a través de una fabulosa herencia: la colección de su abuelo, Felipe II, a su vez engrosada por las herencias recibidas de Margarita de Austria, Carlos V y María de Hungría, grandes mecenas y coleccionistas a su vez.
     El afán coleccionista le vino al joven Felipe en parte por su educación y el ejemplo de familiares cercanos, pero sin duda un factor decisivo fue la estancia, en un lapso muy breve, de tres importantes visitas a la corte de los Austrias: en primer lugar, Carlos, Príncipe de Gales, acompañado del duque de Buckingham, en 1623; el cardenal Francesco Barberini, en 1626; y Pedro Pablo Rubens, en 1628. Todos ellos, amantes del arte que supieron aprovechar su estancia para adquirir y contemplar excelentes pinturas, dejaron con su comportamiento una honda impronta en el príncipe, aunque sin duda quien más atractivo ejerció fue Rubens. Alojado en el propio Alcázar, afirmaba: "Aquí me dedico a pintar, como hago en todas partes, y he hecho ya un retrato ecuestre de Su Majestad, que le ha complacido mucho. Es verdad que la pintura le deleita extremadamente, y en mi opinión este Príncipe está dotado de excelentes cualidades. Tengo trato personal con él, pues, como me alojo en palacio, viene a verme casi todos los días". Hombre de mundo, diplomático no en vano de los Países Bajos, pronto supo hacerse con el favor de Felipe realizando copias de uno de los pintores del XVI más admirados, Tiziano, de quien los Austrias anteriores habían sido asiduos clientes; de hecho, Lope de Vega comparó a Rubens con "el nuevo Tiziano". Este "modus operandi" del pintor, consciente o no, fue el pretexto idóneo para alcanzar el siguiente escalón: Felipe se convirtió a finales de la década de 1630 en su cliente más importante. Sin embargo, Rubens prácticamente no va a participar en lo que ha sido considerado "el ejemplo de patrocinio mayor y más espectacular del reinado", la decoración del Buen Retiro.
     Felipe IV se convertirá en mecenas del pintor más célebre del Siglo de Oro español, Diego Velázquez, quien llegó a Madrid, llamado por el conde duque de Olivares, y supo hacerse un sitio de privilegio gracias a su triunfo en el concurso celebrado en 1627, con participación de varios notables pintores italianos -Vicente Carducho, Eugenio Cajés y Angelo Nardi-, para representar "La expulsión de los moriscos de España por Felipe III". Vencer en este concurso le supuso al pintor sevillano ocupar el cargo de ujier de cámara.
     Volviendo a Rubens, fue tal el atractivo que desplegó el embajador flamenco, de quien el monarca español era un ferviente admirador, que los nueves meses que estuvo en Madrid, a partir de agosto de 1628, actuaron de revulsivo, influyendo no sólo en el gusto del rey, sino también en Velázquez, quien tres meses después de la marcha de Rubens viajó a Italia, animado por él, no siendo éste su único viaje a la península itálica. Entre otros objetivos tenía el de la adquisición de obras de arte con que engalanar los palacios del rey para estar a la última, lo cual entraba en conflicto con el propósito del conde-duque, que a toda costa quería imponer austeridad y contención en el gasto, a lo que se dedicó a través de varios decretos. El propio rey tomó buena nota y reemplazó la gola rizada y almidonada por una golilla de cartón, imponiendo una nueva moda en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, como se apuntaba, esto contradecía el deseo de deslumbrar al mundo con la magnificencia y esplendor de la corte en torno al Rey Planeta.
     A todas luces al conde-duque le interesaba procurar la exaltación de su rey y, de paso, la suya propia. A comienzos de 1633 se inicia el proyecto del palacio, donde ahora se podría celebrar de forma más acorde a la dignidad del rey la gloria de su dinastía. "Era ahora cuando podían hacerse realidad los proyectos de Olivares de construir un magno teatro de las artes tanto de la paz como de la guerra" (Brown y Elliott, 2003, p. 71). En realidad, Felipe IV intentaba prolongar de alguna manera el esplendor del imperio forjado por sus ancestros y cumplía así con la tradición de levantar un palacio que simbolizase su poder: Carlos V lo erigió en la Alhambra, sin tan siquiera llegar a vivir en él y Felipe II había ordenado la construcción de El Escorial. Fruto de esa perpetuación fue el propio aspecto externo del Retiro, cuya sosa fachada, en consonancia con el estilo arquitectónico de los Austrias, intrigaba a los visitantes extranjeros, los mismos que luego quedaban totalmente conmovidos al contemplar el fasto interior. Y, sobre todo, el Retiro era un palacio de estancias cortas, que adquiría todo su sentido y esplendor cuando tenían lugar las representaciones teatrales y espectáculos, y Felipe IV aparecía ante sus invitados en una cuidada puesta en escena para demostrar el poder de su persona.
 
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Fecha modif. 25-09-2008