Las vías públicas

Las calles

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Generalidades
 


En los pueblos a donde acudían los visitadores no descuidaban el examen de las vías publicas. Las calles eran uno de los primeros objetivos de sus observaciones.

 
 


Uno de los malos hábitos que los visitadores reprochaban a los habitantes de la comarca que estudiamos era almacenar bardas y sarmientos apoyados en las paredes exteriores de sus casas que daban a la calle. Esta práctica, derivada de la necesidad de tener cerca el combustible necesario para encender hogares y cocinas, afeaba la vista de los pueblos y entrañaba el consabido riesgo de incendios. Los visitadores ordenaban la retirada de estos materiales bajo pena de multa a los infractores.

 
 


En los casos en que por razón de las obras necesarias para la ampliación de las calles algún vecino tenía que verse despojado de parte de su vivienda, se elegía a "dos buenas personas" para que tasaran aproximadamente lo que podría valer la parte expropiada. Para que no hubiera desavenencias una de las personas la elegía el concejo y la otra el propio vecino.

 
 

1534
Albalate

La falta de limpieza en la calle era una de las constantes que se registran en las actas de visita a lo largo del siglo XVI, como exponente de una situación general que afectaba a ciudades y pueblos. Las órdenes de los visitadores para corregir este problema serán repetidas constantemente en las distintas inspecciones, sin conseguirlo las más de las veces, pues hay bastantes casos que así lo demuestran. Por ejemplo, en el acta de la visita a Albalate en 1534 se informa que los vecinos acostumbraban a dejar el cáñamo granando en la calle. Esta práctica ha llegado hasta nuestros días y se hace con las legumbres, que se extienden al sol para secar las vainas y extraer las semillas. Los visitadores advirtieron también de la peligrosa costumbre de encender hogueras, imponiendo para evitarla sanciones de 100 mrs. a cada vecino que hiciera lumbre, incrementados hasta 1000 mrs. para los alcaldes que no ejecutasen este mandamiento[2].

 
 

1541
Albalate

En Albalate sus vecinos tenían por costumbre colocar leña en la puerta de sus casas, de manera que las avenidas o "aguaduchos" arremetían contra la madera, llevándosela por delante, con el consabido riesgo para los transeúntes. La calle de Barrionuevo era una de las afectadas por este problema. También se ordenó abrir una callejuela que daba acceso a las huertas cercanas al arroyo, que había sido cerrada por uno de los vecinos, impidiendo el paso a quienes necesitaban pasar para ir a sus tierras, y debería tener la medida suficiente "para poder por allí pasar vn par de mulas yunzidas a arar o una carga de cáñamo o de mies"[5].

 
 

1555
Albalate

Un aspecto que preocupaba especialmente era que no se obstaculizara el paso por las calles y que éstas no resultaran demasiado estrechas. Los visitadores no dudan en intervenir si la situación así lo requería, por el peligro que podía suponer para el vecindario el mal estado de algunos edificios: "Otrosý, vimos la calle que va de la plaça desta villa a salir por las casas de los herederos de Gil García, que están al cabo de la dicha calle, y en par de las dichas calles en la hazera de la parte de arriba vimos una casilla que está empeçada a caher, que es de Andrés de Xadraque, y haze salida hazia la dicha calle y la embaraça y está fea, y por ser la dicha calle prinçipal y estar la dicha casylla salida en perjuizio della, de parte de su Magestad e Horden mandamos a los alcaldes e rregidores que hagáis derribar y rremeter todo lo que sale de la dicha casilla, que será hasta seys pies de ancho, poco más o menos, todo el largo della que quede parejo con lo demás de la dicha calle, echando vn cordel desde la esquina de la casa de la mujer de Gerónimo Martínez hasta vn corralejo que está adelante de la dicha casylla, que es de los herederos del dicho Gil Garçía, pagando primeramente al dicho Andrés de Xadraque lo que valiere lo que ansý se le a de tomar de su casylla, apreçiado por dos buenas personas...". Este no era el único caso, pues también se ordenó remeter un corral de Juan Martínez Arroyuelo, en la calle que iba a la fuente. Asimismo se recordó empedrar "de piedra gruesa" la calle de Barrionuevo, por el peligro de los "aguaduchos", orden que había sido ya dictada por los visitadores anteriores y estaba aún pendiente. Los vecinos de este barrio, que había crecido poco tiempo atrás, se qujaban también de que los pregones no se llegaba a oír, y por ello se encontraban desinformados sobre venta de mercancías o de los anuncios públicos que otros vecinos del pueblo podían escuchar sin problema[8] .

 
 

1518
Albares

Al tratar de la reforma en la fuente, los visitadores observaron que en dos calzadas, que iban desde la puerta del Coso hasta el pilón, por una parte y por la otra, estaban hechas de mala piedra, y en invierno eran muy malos pasos. Se ordenó alzarlas y empedrarlas bien, colocándoles debajo "vnos desaguaderos, porque el agua no señoree el enpedramiento"[13].

 
 

1518
Almoguera

La calle de la Encomienda necesitaba un empedrado, porque recogía mucha agua y se llenaba de cieno. Por ello se ordenó pavimentarla, desde la calle que la atravesaba a la altura de la casa de un vecino llamado Juan Gómez, hasta la plaza. El trabajo deberían hacerlo maestros que supieran, dejando corriente para el agua de lluvia. La obra habrían de sufragarla en dos tercios de su coste los dueños de las casas situadas a ambos lados de la calle, y el tercera parte restante la pagaría la villa de Almoguera[6].

 
 

2000
Almoguera

Estado de la calle Encomienda hoy día.

 
 

1499
Almonacid

Ya en visitas de 1499 encontramos la constante preocupación de que las calles se mantuvieran limpias, sin enfangarse por muladares o estiércol, ni emplearlas para granar el cáñamo, tanto por mantener la higiene como para evitar el riesgo de incendios: "Os encargamos que no consintáis tener muladares en las calles ni otras suçiedades, ni agranar los cáñamos, tanto por el peligro del fuego como por la limpieza. Hacello pregonar el primer domingo, para que todos tengan noticia dello, y a quien haga lo contrario, pague de pena dos reales al que tuviere estiércol arriba del tercer día, o le tomaren agranando los cáñamos, para obras públicas de la villa"[1]

 
 

1541
Almonacid

En ocasiones las calles eran tan estrechas que no podrían pasar por ellas los carros con mercancías necesarias para el abastecimiento, con el consiguiente perjuicio para los vecinos del pueblo: "...yendo por la calle adelante hazia las casas de Juan Rromo, fuymos ynformados que a cavsa de ser la dicha calle tan angosta e estrecha e tener una buelta enmedio, no pueden pasar carretas a la plaça con el pan que se viene a vender a esta villa, y lo que se trahe de los molinos de Bolarque para lo poner en las cámaras e alholís, donde a de estar, e algunas carretas se an quebrado queriendo porfiar a pasar, e otras se an encaxado en la dicha calle de tal manera que no pueden pasar atrás ni adelante, e munchas se han despeçonado los exes, que todo es en muncho daño e perjuizio desta villa, porque viendo esto descargan los carros en pasando por la puerta de Bolarque, e de allý lo llevan a la plaça en bestias o a cuestas, e otros venden sus mercaderías que trahen en carros, en entrando por la dicha puerta, por no poder pasar por la dicha calle para yr a la plaça, e que a esta cavsa çesan e an çesado algunos de traher a vender en carros su pan e otras mercadurías a esta villa, de que se sygue que los veçinos della rreçiben daño e costa...".[9] Por ello se ordenó quitar la vuelta que había en la calle, remetiendo unos veinte pies la pared de una casa que era de los herederos de Pedro de Salazar, con el fin de enderazar el trazado. En la otra acera también se procedería a tomar el suelo necesario de varias casas, con el fin de que pudieran pasar sin problemas carretas cargadas o vacías, costeándose la reforma con cargo a los fondos municipales. Los visitadores comprobaron que no se habían cercado convenientemente los huertos que se extendían desde la Fuente Vieja hasta la puerta de Carralafuente, con el problema de suciedad que se generaba porque lindaban con el arroyo del que se nutrían los regadíos de huertos y olivares situados más abajo. En un plazo de cuatro meses deberían estar hechas las vallas, pues solamente la encontraron completa en la denominada huerta de la Quixada "que es la más pobre persona de los vezinos que allý tienen huertos"[10]. Como en otros muchos pueblos, también en una calle de Almonacid, situada cerfca de la casa del reloj, una cueva que atravesaba toda la calzada por el subsuelo estaba mal techada y a punto de hundirse, situación que intentaron atajar los visitadores ordenando a sus dueños que en el plazo de un mes colocasen "dos buenas çimbras de yeso gruesas bien hechas", para evitar un peligroso socavón [11].

 
 

1577
Almonacid

La acequia que discurría por la calle Mayor, desde la plaza hasta la puerta de Zorita se había reparado, remetiéndose en algunas partes hacia las casas, y ensanchando la calzada, conforme se ordenó en la visita previa[11].

 
 

1589
Almonacid

Algunos hoyos que había en el empedrado de las calles habían de quitarse antes de la procesión del Corpus. Del resto del empedrado y de las calles vigilaba el gobernador de la provincia[11].

 
 

1518
Auñón

Aunque en Auñón, en 1518 el gobernador de la provincia había ordenado que se pavimentasen todas, especialmente la calle donde estaba la antigua herrería, el empedrado de las calles no era la tónica general en muchos pueblos, a tenor de los reiterados comentarios de los visitadores sobre este particular[13].

 
 

1556
Auñón

Se ordenó colocar pretiles en la calle de la Peñas, en un "salto" (desnivel) que había, por el peligro que representaba para los que pasaban de noche por ser de mucho tránsito. En elmismo lugar, junto a las casas de Francisco Sánchez, faltaba cerrar un portillo junto a un albollón, que ya se mandó clausurar en la visita anterior, y no estaba hecho, siendo algo "feo y peligroso para los niños e mochachos que allí entrasen, porque hazía salto a fuera de la villa y para entrar y salir gente de la villa a hazer cosas no honestas". Habría que colocar una puerta de "red de madera" para que el agua pudiera pasar, pero no las personas. Esta misma calle necesitaba empedrarse, hasta la plaza, pasando por las casas de la encomienda. En la calle que iba hacia el camino de Berninches se ordenó retirar un salidizo del maestre Pedro Barbero, y otro del licenciado Ruiz en la calle de más arriba. Otros salidizos, voladizos y cuevas peligrosas se ordenaron retirar o asegurar[13].

 
 

1518
Berninches

En la calle del horno se ordenó quitar unos estribos "muy deshonestos", allanar el terreno y evitar con ello el peligro, para "ennoblecer" el aspecto de la calle, orden similar a la que se recibió para levantar una pared entre dos casas en una parte "muy fea e peligrosa". También se ordenó a un vecino cerrar un portillo que resultaba peligroso, además de solventar las diferencias entre dos vecinos por la entrada de una cueva[6].

 
 

1557
Berninches

En la calle junto al hospital había una zona hundida debido a ciertas cuevas particulares, que se ordenó rellenar, algo similar a lo que ocurría en la calle que iba de la fuente a iglesia, debajo de la casa del cura, aunque en este caso era responsabilidad del concejo. También se ordenó empedrar una calle que estaba muy "agra", "haziendo sus mesas grandes de trecho en trecho, por manera que la dicha calle quede bien adereçada". Los visitadores dictaron diversos mandamientos ordenando resolver las "calçadas" o paredes que delimitaban corrales hundidos, muchas ellas demasiado bajas o caídas y peligrosas para quienes pasaban por las calles colindantes[6].

 
 

1499
Borox

Las calles estaban llenas de estiércol, que los visitadores ordenaron quitar, además de que se cerrasen muchos silos abiertos, tanto dentro como fuera del pueblo.[4]

 
 

1502
Borox

Entre las causas de deterioro de las calles se mencionan los aguaduchos, avenidas impetuosas e intempestivas que ocasionaban destrozos frecuentes, como se comprobó en Borox . Incluso algunos vecinos que tenían fuentes en sus casas ocasionaban con sus derrames grandes lodazales en invierno, pues carecían de alcantarillas bajo el suelo de la calle[4] .

 
 

1510
Borox

Los muladares seguían afeando los márgenes del arroyo que corría por el pueblo.[39]

 
 

1577
Borox

El empedrado de las calles no faltó entre las recomendaciones de esta visita, haciéndose con la colaboración de los vecinos, pues Borox tenía escasos propios. Algunas de las calles ya estaban pavimentadas, y se recomendó continuar haciéndolo en los lugares que se embarraban con mayor frecuencia. Algunos forasteros que venían de noche acampaban frecuentemente junto a la iglesia, y provocaban suciedades que los visitadores consideraron inoportunas, especialmente porque asistieron a la procesión del Domingo de Ramos, que discurría alrededor del templo. En consecuencia, se ordenó que nadie, bajo pena de tres reales, se quedase en aquel lugar, además de que debería retirarse la basura acumulada e incluso nombrar algún encargado de mantener aseado el entorno de la parroquia, con cargo a los fondos del concejo[39].

 
 

2000
Borox

Calle de la acequia. El agua que discurría por ella actualmente está canalizada en el subsuelo.

 
 

1499
Escariche

Los visitadores observaron que algunos vecinos habían invadido las calles públicas con construcciones ilegales, especialmente en una calle por donde circulaba el arroyo que regaba huertos y cañamares, y en otra por donde pasaban antes libremente los vecinos. Todo ello debería remediarse, además de recordarse la prohibición general de arrojar estiércol y poner a granar los cáñamos en la calle[6].

 
 

1518
Escariche

Algunos vecinos solían colocar las "cortes" o corralizas para sus puercos en medio de la vía pública, como se describe en Escariche: "Hallamos en la calle del barrio de abajo una corte de puercos que es de Miguel Garçía y Juan Garçía de la Fuente, que tiene la puerta della hacia la dicha calle, y queriendo proveer para quitar el perjuizio e fealdad dello, de parte de su Alteza e Horden, os mandamos a los dichos Miguel Garçía y Juan Garçía, cuyas son las dichas cortes, que dentro de ocho días primeros syguientes cierren las puertas que salen azia la calle y las manden por de dentro de sus casas, so pena de cada quinientos maravedís para obras públicas de la dicha villa, y demás desto, que los ofiçiales della, pasado el dicho término, las fagan e manden derrocar a costa de los suso dichos, so las mismas penas aplicadas como dicho es" .[6]

 
 

2000
Escariche

Calle tradicional con decoración actual.

 
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La plaza pública