Las vías públicas

Las calles
 
 

1534
Moratilla

En la calle que comunicaba con el camino de Tendilla, "Carratendilla", se producían barrizales junto a la casa del herrero, en un pasaje angosto, que se mandó empedrar, orden extensiva a todas las calles del pueblo. Los visitadores encargaron levantar un muro en un corral de una capellanía, junto a la casa del cura, porque se había caído y resultaba peligroso para quien pasara por ese lugar. También se mandó allanar un "altozano" que había en una calle, para evitar peligros, y colocar pretiles en todas las partes donde se vieron desniveles. Los visitadores también pusieron especial empeño en mantener en buen estado el muro que estaba alrededor de la iglesia, con cargo en parte a la fábrica de la misma y a los propios municipales, pues al estar en un alto, las paredes que sujetaban los terraplenes se deterioraban[6].

 
 

1577
Moratilla

El empedrado de las calles era una de las constantes recomendaciones de los visitadores, por la razón obvia de evitar el fango en época de lluvias. "Otrosí, porque fuimos ynformados que en la calle Mayor que sale de la plaça, suele aver muy mal passo, y se haze mucho lodo en tiempo de ynvierno, de causa de no estar bien empedrada y estar llana en algunas partes, espeçialmente la mitad della haçia la parte donde está el pilar, y que convernía muncho tornarse a empedrar y dalle corriente para escusar el dicho ynconviniente, mandamos de parte de su Magestad e Horden que quando el conçejo tenga posibilidad se empiedre la dicha calle de buena piedra, y por mano de buen maestro que lo sepa y entienda, pagando el conçejo la terçia parte de la costa que en ello se hiçiere, y las dos terçias partes los vezinos particulares, cada vno su pertenençia, comforme a los otros empedrados que se an hecho y haçen en esta villa, y mandamos a los alcaldes hordinarios que al presente soys y a los que fueren adelante, que quando se hagan los dichos empedrados hagáis contribuir a cada vno con la parte que le tocare, so pena de quinientos marauedís a los dichos alcaldes y la misma pena aya cada vn vezino de los particulares que no cumpliere lo que le toca, y se haga a su costa y se egecute lo que costare y le pertenesçiere y la dicha pena sin rremisión ninguna". Más adelante enla visita se recoge una petición a los visitadores de Francisco Morago, Martín Hernández, Juan Hernández Tendillo, Pedro gómez de Pedro Gómez, vecinos que explicaban: "y es ansí que tenemos la calle rreal tan mal empedrada y desencompás de las dos colaterales, syn corriente, que en todo tiempo que llueue está el agua rrepresada y rresulta grande vescosidad, de donde rresulta muncho daño por no estar al plomo". Los visitadores atendieron la petición con idéntica respuesta que en la calle Mayor, que cuando se hubieran realizado todas las obras ordenadas en la visita, se empedrase dando corriente al agua de la lluvia, pagando un tercio el concejo y los dos restantes los vecinos afectados. No se acababa aquí el problema, pues la calle que había junto al lugar donde estaba el mesón, al lado de la plaza, estaba llena de cieno, ordenándose su empedrado y que se diera corriente al agua. En la calle que iba desde la plaza del Coso hacia la ermita de San Juan, camino de Ranera, se ordenó en la visita anterior a los oficiales del concejo, bajo pena de 2.000 maravedíes, que en el plazo de cuatro meses expropiasen una parte de los huertos colindantes que eran de los herederos de Alonso García Moreno y Pedro García Moreno, que "ensangostaban" el paso, se ensanchara la calle a cordel y empedrase, sin que se hubiera efectuado. Por ello, los visitadores ordenan la ejecución de la pena, y con ello se pagase el terreno expropiado e iniciase el ensanche, con el plazo máximo de ejecución en San Miguel de septiembre siguiente (la visita se efectúa en los primeros días de mayo de 1577). Una orden similar, para ensanchar la calle de las Nogueras, que iba desde el pueblo hacia la Concepción, se incluyó al final de la visita, abonando al doctor Enríquez de León el pedazo de un herreñal que ya estaba amojonado para este fin, habiéndose de empedrar la calle una vez reformada. Como en otros pueblos, se repite en en esta visita la orden de retirar las sarmenteras y bardas empleadas como tapia de los corrales, así como no tener ocupadas las calles con madera, piedra ni otros materiales excepto cuando se estuvieran realizando construcciones [11].

 
 

1589
Moratilla

Los vecinos de la calle del Toledillo se quejaron de su mal paso, porque por allí bajaba el agua de la fuente, y no se había podido empedrar por no tener propios el concejo. Los visitadores ordenaron resolver el problema en tres meses, repartiendo los gastos conforme a la costumbre. Lo mismo se dispuso en la calle tras el horno de arriba, que estaba "desempedrada", y más calles que lo necesitaban. También se observaron muladares en una calle de la cuadrilla de San Sebastián, ordenándose retirarlo. En otras zonas había que reparar tapias en mal estado, porque entorpecían las procesiones del Corpus y eran peligrosas para los que pasaban de noche. Nuevamente se menciona la calle del Toledillo, indicándose que el agua que corría por ella antes iba a una reguera que se había cerrado, Si retornara su antiguo cauce sería mucho mejor para los vecinos, ordenándose por ello desviar la corriente por la referida acequia[11].

 
 

2000
Moratilla

Aspecto actual de la acequia que discurre por el pueblo de Moratilla.

 
 

2001
Moratilla

La calle Mayor de Moratilla, como el resto de la población, está perfectamente pavimentada sin los problemas que observaron los visitadores hace más de cuatro siglos.

 
 

1510
Pastrana

Tras insistir en la prohibición de acumular basura en muladares, pues los había en abundancia junto al adarve de Pastrana, el estado de las calles ocupó la atención de los visitadores. Aparte del derribo de un cobertizo de Fernando Álvarez de Hena, mandaron tirar todos los "tarbiques" que había a una y otra parte de la calle de la Carnicería, y de la calle de Barrionuevo. Además ambas calles habían de allanarse y empedrarse, orden ampliada a las restantes de la población, poniéndoles sus tramos de madera a modo de cintas, como las que solía haber. La limpieza de la vía pública debería repetirse cada ocho días[40].

 
 

1541
Sayatón

Era costumbre en los pueblos estudiados que el coste del empedrado se repartiese entre el concejo, que pagaba un tercio, y los vecinos de las calles afectadas, que corrían a cargo de los dos tercios restantes, cuando no se hacía por mitad. En ocasiones los vecinos también contribuían trayendo piedras y trabajando en las obras. Por eso, en la visita a Sayatón en 1541, se ordenó concluir el empedrado de su calle mayor, que estaba parcialmente realizado, a costa de los propietarios de los edificios y solares allí radicados, y si no tuvieran medios, con ayuda del concejo[143].

 
 

1541
Sayatón

A la parte de abajo de la fuente, entre dos caminos, se había abierto un socavón porque los vecinos extraían yeso. Para evitar el peligro de caídas, los visitadores ordenaron rellernarlo. Por la misma causa se ordenó cubrir otras cuevas de los vecinos Alonso López y Miguel López, situadas en el camino de las eras. También observaron que un vecino, Pero Alonso, estaba edificando una casa en solar del concejo, y la tierra extraída se había depositado en medio de un camino público, por lo que se le ordenó quitarla para franquear el paso. Otro caso se les presentó a los visitadores, relativo a que el vecino Pascual Izquierdo había invadido con un corral las fincas colindantes y parte de la plaza y calles, pero aunque había sido requerido por el alcalde de Zorita, Alonso García de Buendía, no había corregido los límites del corral. Los visitadores, como el interesado no estaba presente, decidieron no derribar la tapia del corral de manera inmediata, sino notificar de nuevo el caso al vecino infractor para que lo corrigiera [143].

 
 

2000
Sayatón

Calle de Sayatón donde han desaparecido los problemas de empedrado descritos en la visita de 1541.

 
 

1534
Valdeconcha

Había pueblos como Valdeconcha que ya en 1534 tenía bien empedradas casi todas sus calles, salvo la que pasaba por la tercia y salía al camino de Zorita, y otra que subía por uno de los extremos del pueblo, hasta el barranco. También se ordenó quitar unas cortes de puercos en la calle de la tercia, y quitar la tierra que habían dejado en el camino de Zorita los propietarios de varias cuevas y bodegas al extraer materiales para su construcción[12].

 
 

1541
Valdeconcha

Pese a que pasaron siete años desde la anterior visita algunas calles se mantenían en mal estado y por eso los visitadores ordenaron el empedrado de la que iba junto a la tercia y salía al camino de Zorita, y otra que subía por la orilla del lagar, hasta el barranco. La acumulación en algunas calles de tierra extraída de las cuevas también estorbaba el paso, y se ordenó también tapiar un huerto hondo junto al camino de Zorita[12].

 
 

1534
Yebra

Como en otras localidades, los visitadores denunciaron la suciedad de las calles, en las que encontraron basura, muladares, cáñamos e incluso hogueras, con el peligro que entrañaban[106].

 
 

1556
Yebra

También en Yebra los visitadores observaron tapias a punto de caerse, como la del corral de un vecino llamado Antonio Sánchez, en la calle del hospital, o en la del Rasedo. La calle que iba desde la plaza hasta el rasedo permanecía sin pavimentar, con gran perjucio para los que pasaban por allí en invierno, por el barro que entorpecía el caminar de las personas a pie o a caballo y a los animales. Se reiteró la orden para resolver esta molestia, que venía de dos visitas anteriores. Este mismo inconveniente del lodo se producía en la calle llamada "de los Calvos", cuyo empedrado habría de hacerse conforme a la costumbre, parte a costa de los vecinos y parte sufragándola el concejo de Yebra. En el camino de Alcalá también se ordenó que se cerraran varias cuevas que estaban peligrosas para los caminantes. La basura, el estiércol, y los cantos sueltos o en montones no faltaban, como en el resto de los pueblos, en las calles de Yebra. Para evitarlo se mandó pregonar que en el plazo de ocho días se quitaran de la vía pública aquellos estorbos, bajo pena de tres reales a quien lo incumpliera[106].

 
 

1577
Yebra

Se ordenó ampliar la calzada hasta 15 pies de ancho junto a una casa de los herederos de Nicolás Ramón, que estrechaba una calle cercana a la iglesia, por donde discurrían las procesiones y pasaban carros. Algo similar ocurría en la calle de hacia Pastrana, donde un carro había derribado el muro de un solar de Diego Pérez, ordenándose comprarle un trozo para ensanchar el paso. Los visitadores agradecieron el empeño del concejo de Yebra en empedrar la plaza y parte de las calles, pero recordaron que todavía quedaban otras por pavimentar. Las cuevas que había en el camino de Alcalá se habían cegado para evitar peligro, pero sin embargo todavía quedaba alguna pendiente, pues un pretil se había caído. El mismo problema se observó en otras cuevas situadas junto a los caminos de Hueva, Pastrana y Fuentenovilla, para evitar las caídas de personas o animales que pasaban cerca. Se repitió el mandamiento general de que nadie, salvo en las obras, tuviera materiales depositados en las calles, bajo pena de 500 maravedíes[106].

 
 

1589
Yebra

La calle junto a la carnicería se estaba empedrando en aquello momentos. También se mandó abrir la calle que se había cerrado al ampliar la iglesia, pues el edificio quedaba pegado a una casa y no se podía dar la vuelta alrededor del templo, recorrido habitual de las procesiones[106].

 
 

1551
Zorita

En la calle principal de Zorita, la que subía desde el puente y se dirigía hacia el camino de Almonacid, los visitadores del año 1551 observaron que diez años atrás ya se había ordenado ensancharla, pues no cabían los carros por ella. Justamente la parte más angosta coincidía con una casa que era del concejo de Pastrana, que no se encontraba en muy buen estado y tenía unas tapias y un corral que lindaban con la calle. En esta visita se ordena que si los de Pastrana reedificasen esta casa, lo hicieran de manera que no se estrechara la calle. Se denunció la angostura de otro pasaje que estaba cerca de la calle que subía hacia la fortaleza y daba paso a la casa de un vecino llamado Sebastián de Argamasilla. Ante la solicitud de este vecino, en la visita de 1541 se había ordenado ensanchar el paso tirando la tapia de un corral, pero sin afectar a la calle que iba hacia el castillo, obra que debería sufragar el propio beneficiado, pero que en los diez años transcurridos desde la última visita no se había efectuado. También se observó la acumulación de basura en muladares junto al adarve o muralla de Zorita, lo que motivó una orden para que se quitasen de allí y no se reprodujeran, bajo pena de 200 maravedíes a los infractores[143].

 
 

1557
Zorita

Se repiten los mandamientos de la visita de 1551, respecto a la angostura de la calle mayor de Zorita, los problemas en algunas partes de la subida al castillo, y retirar los muladares[143].

 
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