El aprovechamiento de los términos

El riego

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1510
Albalate

Los visitadores ordenaron que la acequia que salía de la fuente de la villa, se reparase y ahondase, para que no hiciera daño en las fincas junto a las que discurría, además de que se alzasen sus portillo y los repartidores, que cada vecino tomara el agua sin perjuicio. Se debería limpiar también todas las restantes acequias, y construir los andenes por la parte baja de las hazas, como tenían costumbre[31].

 
 

1534
Albalate

Un brazal de riego que salía de Fuenmayor no tenía suficiente desnivel, inundando las tierras colindantes. Por eso los visitadores, tras comprobarlo personalmente, ordenaron que a costa de los dueños de fincas afectadas, se hiciera correr el agua[31].

 
 

1555
Albalate

Se repiten en esta visita los problemas observados en las anteriores respecto a los daños que hacían en las acequias y "cervigueros" los dueños de algunas fincas, que se introducían en ellos al arar, o los atajaban para emplear el agua en sus huertos. Se ordenó reparar los cervigueros para evitar pérdidas de agua. También había problema en algunas "pozas" que se tragaban el agua y ya no llegaba a las tierras situadas más abajo. Sabemos por las actas de visita que en esta villa había muchos problemas respecto al orden que se debía seguir para regar las heredades, aunque también explican las visitas que estos se habían solucionado, poniendo regadores encargados de efectuar tal cometido. Se debería llegar un orden desde donde nacía el agua, hasta el final, comenzando de nuevo el turno o reparto de agua "a rreo"[32].

 
 

1577
Almonacid

Durante la visita los medieros y entregueros que regaban las olivas por las "madre que se rriega del rriego del Canpo", se quejaron que por una huerta de Matías Escudero pasaba la acequia, y allí se detenía con tajaderos, de manera que el agua no llegaba bien a las fincas de más abajo, sin que esto pudiera impedirse, salvo rompiendo las puertas de la finca o saltando su cerca. Los visitadores consideraron justa la petición y ordenaron que se hiciera una calle en el huerto para dejar el paso libre a la acequia, indemnizando al propietario por el terreno. Los visitadores también añadieron mandamientos relativos al riego en el barranco de Arriba, se aplicaran al del barranco de Abajo, en relación a reformar diversas paredes de las fincas. También se observó el estado de los canales y tajaderos, especialmente los denominados "tajaderos encubiertos" que robaban el agua a los veceros que se atenían a la distribución del agua. Se ordenó quitar tales tajaderos en el plazo de veinte días, tras pregonar la orden de hacerlo[50].

 
 

1518
Berninches

Se habían construido nuevas acequias, inclumpliendo una orden que dio en este tema el teniente del gobernador de Zorita. Los visitadores ordenan que se ahonde la madre del agua de donde se alimentaban las acequias que se volviera a encauzar por las acequias antiguas, donde solía, en la zona comprendida desde "la ponteçilla hasta la calçada". Esta orden habría de cumplirse rápidamente, en quince días, bajo multa de 2.000 maravedíes para un retablo en la ermita de San Cristóbal[32].

 
 

1541
Escariche

Los arroyos de la vega necesitaban limpieza, porque los visitadores los encontraron "muy çiegos, de tal manera que el agua no puede pasar libremente por ellos y se derrama por munchas partes, de cuya cavsa las tierras se aguan y se pierden"[17].

 
 

1552
Fuentelencina

El acondicionamiento de los márgenes en los arroyos despertó gran preocupación en los visitadores, que se ocuparon de ordenar enlosar parte de las acequias que llegaban a las diversas tenerías instaladas de Fuentelencina[31].

 
 

1557
Fuentelencina

Como no sehabía efectuado el estechamiento de una acequia peligrosa que iba hacia las tenerías, pasando junto a los molinos de aceite, los dueños de los cañamares que se regaban con ella, Alonso de Pareja y Pedro de Pareja, deberían ser obligados a su canalización con piedra, con una anchura no superior a un pie en el plazo de dos meses. Una orden similar se repitió para los dueños de algunas fincas que no habían cubierto una acequia que atravesaba el camino y estrechaba el paso. [31].

 
 

1577
Fuentelencina

Una nueva acequia de cal y canto se había hecho como consecuencia de un mandamiento de la visita previa. Iba desde el molino de aciete del Carrascalejo, propiedad del cabildo del Sacramento o de Corpus Christi, hasta la huerrta los herederos de Francisco López. La obra era buena y estaba muy bien hecha, en beneficio de los molinos de aceite, de las tenerías y de los propietarios de las huertas que aprovechaban el agua para riego. Los visitadores agradecen el esfuerzo del mucho dinero que les costó a todos los afectados y recomiendan su conservación[31].

 
 

1589
Fuentelencina

Durante la visita efectuada por frey Don Juan Pacheco y Rojas y el licenciado frey Pedro Álvarez de Covarrubias, el 11 de abril de 1589 el procurador del cabildo del Corpus Christi de Fuentelencina presentó una petición solicitando que una acequia que iba a los lagares nuevos necesitaba mejoras para su aprovechamiento. Insistiendo en el tema, Agustín rodríguez, vecino de Fuentelencina, tamibén pidió reparar el canal que iba desde la fuente a los lagares, haciéndolo de piedra, pues se perdía más de un tercio de su caudal, en perjuicio de las huertas y de un batán para cordobanes. Los visitadores autorizaron la obra, que habrían de pagar los dueños de los terrenos colindantes con el canal[31].

 
 

1510
Fuentenovilla

El gobernador de la provincia frey Gonzalo de Arroyo había ordenado que los dueños de las huertas colindantes con las acequias las mantuvieran despejadas ("mondar las regueras de la vega"), pero como permanecían enmarañadas, los visitadores marcaron un nuevo plazo para cumplir el encargo, desde Santa María de agosto hasta San Miguel, y si los responsables no lo hacían, debería ejecutar la limpieza el concejo. [50].

 
 

1534
Hontoba

Las acequias que discurrían valle abajo de las casas de Hontoba, precisaban una limpieza para poderse aprovechar en la irrigación de los huertos [32].

 
 

1541
Hontoba

Una presa en el arroyo, de donde se tomaba el agua que iba a las "pozas gordas" estaba rota. Se recomendó colocar una buena estacada de maderos con trabaderos en medio de piedra, para reforzarla. Se debería hacer antes de que llegase el invierno, a costa de los propietarios de tierras que se aprovechaban del riego [32].

 
 

1552
Hontoba

En esta villa durante el verano se producían muchas rivalidades entre los vecinos por causa del riego, ya que alguno de ellos no aguardaban el turno que le correspondía, perjudicando por tanto a los demás. Los visitadores para evitar esta situación, dieron una serie de recomendaciones que solían ser, por regla general, las mismas para todas las poblaciones de la provincia: en primer lugar se debía pregonar cómo se iba a efectuar el riego, en segundo se debía de nombrar un "regador" o persona encargada de llevar a cabo esta tarea, regando a "reo", es decir dando la vuelta por todas las heredades, según un turno establecido, y cuando llegara a la última, volver a empezar otra vez, para que de esta forma nadie resultara agraviado. Entre todos los dueños de los huertos, le pagarían un salario. Por último, se debían establecer penas para castigar a todo aquel que intentara regar sus heredades sin que fuera su turno[31].

 
 

1556
Hontoba

La ordenanza de 1552 para evitar conflictos en el aprovechamiento del agua para riego se reiteró en esta visita. También se ordenó reformar una acequia que salía encima del molino, porque ocasionaba daños en algunas de las fincas[31].

 
 

1589
Hontoba

Durante la visita se presentó una petición a los visitadores por Fabio de Vilches, profeso del monasterio de Santa María de la Peña de Tendilla, de la orden de San Jerónimo, como administrador de la casa de Nuestra Señora de los Llanos. En ella se quejaba principalmente de los problemas que había en el arroyo, tales como la excavación de pozas para cáñamo y esparto, las presas que hacían las mujeres con piedras para lavar la ropa, el descuido en algunas regueras y otras deficiencias por las que se sentía perjudicado. Los visitadores las atendieron[31].

 
 

1552
Hueva

Se informó a los visitadores que una acequia que estaba en la vega "de Arriba", perdía mucha agua, y por ello no llegaba suficiente caudal a los huertos situados más abajo. Los visitadores ordenador hacerla "de palería, desde donde dizen los Çenizos hasta la fuente la Muela", repartiendo los costes de la obra entre los dueños de las fincas, según su tamaño[31].

 
 

1557
Hueva

Nuevamente se insiste en reparar la acequia de la vega de arriba para que se aprovechara el agua y no estuviera todo hecho un juncal e inundado, sin provecho para sus dueños, porque era buena tierra. Además habría más agua para el molino harinero y para regar otras heredades en la vega. Habría que preparar una acequia en la madre de donde venía el agua de vara y media en hondo y dos varas en ancho, con sus brazales de riego que volvieran a la madre, para que el agua sobrante continuara su camino y el molino tuviera un caudal mayor. La zona que había que cubrir con estas regueras sería desde el cañamar de Juan Moreno, que dicen de los cenizos, hasta los molinos de aceite. Este trabajo de palería deberían costearlo los dueños de las fincas beneficiadas[31].

 
 

1534
Moratilla

En dirección a Peñalver, en el Sabuco, había una presa para riego que rezumaba agua, inundando el camino. Para evitarlo convendría reforzar la pared que sujetaba el agua, y construir un canal que atravesara el camino. Otras acequias también irrumpían en los caminos, junto al puente de Carrarranera y más abajo, siguiendo el curso del arroyo, junto a la Alcantarilla. Asimismo los visitadores encargaron que se hiciera una acequia nueva para aprovecha el agua en la vega de arriba y en la de abajo, porque no se empleaba para riego[32].

 
 

1502
Valdeconcha

Los propietarios de huertos en la Dehesa y junto al río deberían limpiar los cauces para que el agua discurriese con libertad[32].

 
 

1534
Valdeconcha

En Valdeconcha los visitadores recibieron la queja de qun tal bachiller Juan López, vecino de Pastrana, había comprado una huerta junto al puente del río Arlés, y la había cercado, justo por donde pasaba una acequia que irrigaba cañamares y huertos másw abajo. Por estar cercada y cerrada, en ocasiones la acequia se taponaba, y con ello se impedía que llegase el agua a las fincas situadas más abajo. Los visitadores inspeccionaron el sitio y emplazaron al bachiller López a dejar la acequia fuera de la finca, y libre el paso del agua[32].

 
 

1534
Valdeconcha

En la presa que sevía para abastecer de agua los huertos, de los tres ojos que tenía, el que estába al lado contrario del pueblo necesitaba una elevación, porque estaba bajo, para que quedase al par de los otros dos. Los visitadores no se olvidaron de recomendar la limpieza de las acequias para corriese bien el agua[32].

 
 

1541
Valdeconcha

La presa levantada para abastecer dos acequias de riego necesitaba sustituir uno de sus dos tajamares, que estaba despuntado, y alzar de sillares uno de los dos canales, además de colocar una compuerta de madera para distribuir el agua[32].

 
 

1556
Auñón

El vecino Domingo Morago había invadido una acequia con su cañamar, provocando que el agua no llegar a las fincas de más abajo, pues rompió el cerviguero que había junto al camino. Se le ordena que una vez recogida su cosecha, se volvieran los límites del huerto al mismo sitio en que estaba anteriormente. Con ello los visitadores añadieron que los alcaldes y regidores habían de vigilar el estado de las acequias de la vega, para evitar problemas como el descrito[32].

 
 

2000
Valdeconcha

Vista de la vega del Arlés.

 
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