Albares, Moratilla, Almoguera, Almonacid, Valdeconcha
Los conflictos con la diócesis de Toledo

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Finalmente, y en virtud de su autoridad eclesiástica, la visita se extendía a todas las ermitas y cofradías sobre las que la Orden de Calatrava se reservaba la vigilancia frente a la autoridad eclesiástica ordinaria, en nuestro caso el arzobispo de Toledo. Las iglesias parroquiales no podían ser objeto de visita por los calatravos, siempre que no dependiesen de la propia Orden, algo que sólo ocurría en territorios conquistados por primera vez por la propia Calatrava, sin que antes hubiera habido en ellos parroquiaa diocesana, por ejemplo, muchas de las localidades situadas en el Campo de Calatrava (actual provincia de Ciudad Real) o en la provincia de Andalucía (en el norte de las actuales provincias de Jaén y Córdoba). La coexistencia de varias autoridades eclesiásticas e un mismo territorio fue el origen de constantes conflictos entre las jurisdicciones episcopales y de las órdenes militares cuando compartían un mismo territorio, y algunos ejemplos veremos más adelante en estas páginas. En esta línea deben interpretarse las dispsiciones en que los visitadores ordenan que se pintaran o repusieran en las iglesias parroquiales las imágenes de San Benito y San Bernardo, patrones de Calatrava, como signo evidente de la autoridad de la Orden, frente a la oposición o descuido, no dudamos que intencionados, de los curas párrocos dependientes de la sede toledana[1].

 
 

1577

Los visitadores recibían peticiones de todo tipo. En la visita a Moratilla en 1577 Jerónimo López de Salcedo, que ejercía como maestro de niños, se quejaba de que no se le abonaba el salario que debían pagarle por una provisión real, que era de 6.000 maravedíes anuales, aunque le estaban pagando a razón de una fanega de trigo mensual. Los visitadores ordenaron que se le siguiera abonando el pago en especia, hasta que el concejo tuviera posibilidad de pagarle su sueldo en dinero[1].

 
 

1577

La visita, concluida el día 5 de mayo de 1577, se realizó en cuatro días, con unos gastos de 6.105mrs., más 13 reales de los derechos del escribano, que en total ascendieron a 6.547 mrs., abonados por el receptor de la villa de Moratilla, Bartolomé Salvador. Las autoridades locales a las que se notificó el contenido de esta inspección fueron Sebastián Salvador y Juan del Arroyo de Ranera, alcaldes ordinarios; Bartolomé Valenciano y Francisco Morago, regidores; Pedro García Aguado, procurador; Cebrián Sánchez Moreno, escribano del ayuntamiento; y otros vecinos de Moratilla. Fue escribano Juan de Soria, y eran visitadores frey Don Juan de Haro, comendador de Belmez y frey Juan Polo, prior de Zorita[1].

 
 

1589

La visita, concluida el día 8 de abril de 1589 se realizó en cuatro días, con unos gastos de 6.591 mrs., incluida la cebada que se pagóa a 10 reales la fanega, más 20 reales de los derechos del escribano. Las autoridades locales a las que se notificó el contenido de esta inspección fueron y Juan del Arroyo, alcalde; Alonso García Ruiz, Nicolás Gallego regdores; Francisco Morago, Juan García Moreno el viejo, Juan García Aguado, Pedro Ruiz Monedero, Bartolomé Valenciano, Bartolomé Salvador, Juan Gómez, pedro García Aguado, Juan García Moreno, diputados y oficiales del conejo; Cebrián Sánchez, procurador general; , y fueron testigos Hernando de Rivadeneira y Juan Mellado. Fue escribano Pedro de Figueroa, y eran visitadores generales frey Don Juan Pacheco Rojas, caballero y el licenciado frey Pedro Álvarez de Covarrubias, que presidían una comitiva de doce personas y seis cabalgaduras[1].

 
 

1499

La audiencia se encontraba en buen estado[2].

 
 

1534

La audiencia mantenía su buen aspecto[2].

 
 

1577

En la audiencia no se señaló más que reponer el arancel y una tabla en el escaño de los alcaldes[2].

 
 

1589

La audiencia estaba bien mantenida y se habían cumplido las órdenes de la visita previa sobre el escaño y el arancel[2].

 
 

1534

Situada sobre la audiencia, la cámara destinada a las reuniones del concejo se encontraba en un perfecto estado, incluso con la imagen de la Virgen que los visitadores solían echar en falta en otros pueblos. Sin embargo, ésta les pareció pequeña y pidieron que se colocase otra mayor[132].

 
 

1577

La cámara del ayuntamiento estaba bien conservada, y tenía un Ecce Homo para las oraciones previas a las reuniones ordinarias del concejo, que se hacían los sábados. También se habían pintado los escudos real y de la Orden, y había una mesa para el escribano, conforme se ordenó en la visita previa, en 1573. Ahora se indica que habría que pone un escaño para que en él se sentaran los oficiales durante las reuniones . Junto a esta cámara había un cuarto para guardar el trigo de las maquilas, y otras dos piezas, una con una chimenea y otra en la que se solía guardar el trigo del alfolí, hasta que se construyó uno nuevo poco tiempo antes. Se encontraban en perfecto estado[132].

 
 

1589

Se mantenía en su interior el Ecce Homo y un cristo para las oracionies, además de las armas reales y las de la Orden. Se reunían los sábados ordinariamente, y contaban con bancos a la redonda para los oficiales. Se habían hecho los escaños para los alcaldes, y dos asteras donde había doce lanzas, todo bien conservado. Desde la sala de ayuntamiento se accedía a una cuadra en la que se depositaban las maquilas de los molinos del concejo, cerrada con dos cerraduras, cuyas llaves estaban en poder de un regidor y del receptor del concejo. Había otra habitación con una chimenea, y a su lado otro cuarto donde se solía colocar el tripo del alfolí, bien conservadas. [132].

 
 

2000

Ayuntamiento.

 
 

1499

Los visitadores observaron que no había libros en el concejo, sino tan sólo un cuaderno "asaz pequeño y maltratado". Por ello ordenaron comprar "vn buen libro enquadernado de pliego entero, en el que se asienten de aquí adelante los fenesçimientos de las cuentas de los mayordomos y los mandamientos de los visitadores que vinieren, e el ynuentario de los propios del conçejo, e todas las otras cosas complideras a pro y bien del pueblo" [2]

 
 

1577

El arca para guardar las escrituras del concejo estaba depositada en la cámara de ayuntamiento. Tenía cuatro cajones, y dos barras de hierro, con dos cerraduras y tres llaves, una la tenía un alcalde, otra un regidor y la tercera el escribano.El inventario estaba perfectamente asentado en el libro que para ello se había ordenado comprar, y se cumplía el mandamiento dictado en las visitas sobre este particular, lo que motivó el agradecimiento de los visitadores[23].

 
 

1589

El arca de las escrituras del concejo continuaba en la cámara de ayuntamiento. Contaba con cuatro cajones, cerrados con dos barillas de hierro y dos cerraduras, cuyas llaves estaban en poder de un alcalde, y la otra el escribano. Sin embargo, cada uno podía abrir dos cajones por su parte, sin contar con el otro, por lo que se ordenó poner una tapa con una nueva cerradura, de manera que no se pudiera abrir el archivo sino estando al mismo tiempo dos de los depositarios de las llaves. El inventario estaba al día, y se recordó el procedimiento de salida de documentos, que había de hacerse con acuerdo del concejo, recogido en el libro de relaciones, y anotar la fecha y queién se llevaba el documento en el libro de inventario. También se dieron instrucciones para clasificar las escrituras en envoltgroios rotulados, de cuero o angeo, y que se localizasen con mayor facilidad al ir a buscar alguna[23].

 
 

1499

Los visitadores impusieron una pena de 100 maravedíes a quienes fueron alcaldes y regidores durante la visita de efectuada en octubre de 1494 por el sacristán del Convento de Calatrava y frey Pedro de Aguayo, porque no habían cumplido lo que se les ordenó, prueba de lo cual era que se había perdido la "razón del mandamiento", esto es, el documento que contenía las instrucciones de los visitadores. El destino de esta multa sería abastecer de ropa y otras cosas necesarias para el hospital de Moratilla[2].

 
 

1534

Los visitadores encontraron un hospital bien mantenido y limpio, con cinco camas. Pidieron que en un corral de su trasera se hicera un establillo para las caballerías de quienes se alojasen en el hospital. La casa del hospital estaba en la cuadrilla de Carrapeñalver, y sólo tenía como fuente de renta un cañamar en el Guindal. En poder de Miguel de Tendilla, hospitalero, y por su inventario se encontraron 28 mantas de diversas clases y calidades, 12 cabeceras, 3 almohadas de lino, diez sábanas, 5 camas con sus jergas, [un arca de madera con su cerradura, una caldera de azumbre vieja, una sartén de hierro, dos asadores, una cuchara de hierro, un candil, unas llaves, dos bancos, una artesa mala, cinco tablas para hacer una puerta. Había que añadir más mantas, cabezales, sabanas, en poder de Sebastián de Diago, mayordomo del hospital, que los guardaba en una talega.[2].

 
 

1577

Se había construido un nuevo cuarto "de dos suelos" desde la última visita. Los visitadores contaron hasta cuatro camas para los pobres, y les atendían un hospitalero y una hospitalera, además de que había más ropa en poder del mayordomo del hospital, Pedro Gómez. Se ordenó preparar una cocina, haciéndola a la par de los otros suelos dela casa, que debía estar en un solar en cuesta, además de preparar un corral para que pudieran salir los pobres, pues carecía de él[57].

 
 

1589

Estaba a cargo del hospitaler Julián Sánchez y de su hija, y el número de sus camas aumentó a seis, que estaban buenas y limpias. Se ordenaron algunas reparaciones necesarias, colocar puertas y alzar las tapias del corral[58].

 
 

1577

Los visitadores vieron el sitio donde solía estar el mesón del concejo, en la plaza de la villa, que se había caído. El sitio era muy húmedo, pues manaba agua, y se recomendó hacerlo en otra parte, ensanchando la plaza. Si finalmente se hacía en el mismo sitio, habría que sanear la humedad, canalizando el agua y utilizando buenos materiales, encargándolo a buenos maestros y oficiales[1].

 
 

1589

El solar del mesón estaba limpio, pues el que había se derribó y el concejo no había tenido medio para construirlo de nuevo. El problema de la acumulación de agua que se producía en las inmediaciones de este sitio no se había podido resolver, y por ello se vuelven a dar instrucciones para sanear un terreno en que se producían maslos olores por el estancamiento[1].

 
 

1499

Su tercia estaba bien conservada.[132]

 
 

1518

- Tenían 2 bodegas con 21 tinajas, con una capacidad de 400 cada una arrobas, más dos cubas de madera en las que cabían hasta 240 cántaros [90].

 
 

1534

Matenían dos bodegas municipales, juntas, con 30 tinajas, con una capacidad de 500 arrobas, más cuatro cubas de madera para otras cuatrocientas. Una de las bodegas, la mayor, se había hundido, y estaban reconstruyéndola, además de que una pila del lagar que tenía estaba rota, ordenando los visitadores que se hiciera un canal subterráneo que uniese esa bodega con la pila grande en el otro lagar.[90]

 
 

1534

La herrería solamente necesitaba que se le colocasen unas buenas puertas, pues carecía de ellas. [175].

 
     
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