Propiedades y establecimientos concejiles

El arca de las escrituras

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Definición y generalidades
 


La ley promulgada por los Reyes Católicos en Sevilla, en el año 1500 mandaba que en todas las ciudades, villas y lugares se dispusiera de un arca para custodiar las escrituras y privilegios del concejo a buen recaudo. Su cerradura debía de tener por lo menos tres llaves, de las cuales una la guardaba el justicia, otra un regidor, y el tercero un escribano. Cuando se entregaba a alguien una escritura, el depositario estaba obligado a devolverla en un plazo determinado, quedando constancia de ello. Bajo la responsabilidad del escribano también se conservarían en el arca ejemplares de los libros de las Leyes Generales del Reino. [15]

 
 


Según las noticias encontradas en las actas de visita, las arcas de las escrituras se construían, generalmente, en madera de pino. Éstas, tenían una serie de cajones con dos puertas, cerraduras y llaves, dentro de los cuales se encontraban todas las escrituras, privilegios y provisiones del concejo. Las escrituras debían estar ordenadas según su naturaleza en una serie de paquetes, en los que podían agruparse escrituras y censos, censos y tributos o escrituras y privilegios. Un "cobeltor" de cuero o pergamino con el título de las escrituras que contenía, identificaba el envoltorio para que fuera más fácil encontrar lo que se buscaba.

 
 


Debía realizarse un inventario de todas las escrituras redactado en un libro de pergamino, cerrado y autentificado. Como dictaba la ley, cuando alguien necesitaba sacar del arca alguna escritura, debía asentarlo en el libro para que quedara registrado quién lo hacía y cuándo, tachándose en el momento en que se devolvían los documentos prestados. Los visitadores recomendaban que siempre que fuera posible, no se sacase del archivo (nombre que se da a dicha arca a partir de 1589) la escritura original, sino un traslado de la misma. Cuando concluía el mandato de los oficiales y entraban otros nuevos, debía controlarse si estaban todas las escrituras, dejando constancia en el libro de cómo las entregaban a sus sucesores, para que no se perdiera ninguna. El hecho de que las llaves del arca no estuvieran en manos de una sola persona proporcionaba mayor seguridad de su contenido. La misión de los visitadores en lo concerniente al archivo consistía en abrir el arca para ver el estado en que se encontraba las escrituras (si estaban bien ordenadas, si faltaba alguna etc).

 
 

1552
Hueva, Fuentelencina

En las visitas se llega a distinguir entre dos archivos municipales distintos, el principal, que solía estar en un arcón depositado en la iglesia parroquial, en ocasiones protegido en una capilla tras unas fuertes rejas, donde la consulta o movimiento de las escrituras resultaba complicada. El otro, que podemos denominar archivo administrativo, estaba también custodiado en un arcón con varias cerraduras, se conservaría en la cámara de ayuntamiento. En él se contendrían el libro de acuerdos del concejo y los papeles de manejo más frecuente o de asuntos en trámite, que habrían de estar al alcance del escribano y de los oficiales del concejo en la cámara del ayuntamiento, y no en el domicilio del escribano, como era muy frecuente. Así se describe cómo había de ser este segundo archivo en la visita a Hueva en 1552: "y otrosý, mando que se conpre vna arca con su çerradura y llave en que esté el dicho libro de rrelaçiones en la dicha cámra de ayuntamiento, y las otras escrituras manuales que convengan estar allí a la mano, para veralas quando sean menester en el dicho ayuntamiento, porque no es rrazón que lo que allí se escrive y trata en secreto, ande fuera de la dicha cámara e ayuntamiento en poder de los escrivanos, y en sus casas..."[1]

 
 


De estos antiguos arcones cerrados con tres llaves, se conservan todavía en perfecto estado los de Almonacid de Zorita y Pastrana, y existen en Hontoba y Hueva. Sin embargo la descripción de un mueble cerrado con dos puestas y con varios departamentos, nos hace suponer que el arca de escrituras podría constituir en ocasiones un armario-escribanía que no se ajusta a estos arcones.

 

El arca de las escrituras en la provincia
 

1502
Albalate, Auñon

Los visitadores observaron que carecían el libro de cuentas, donde cada año se anotaban las mismas junto con los mandamientos dados a los visitadores. Por ello se ordenó al receptor que comprase en el plazo de quince días un libro de papel blanco, encuadernado, de pliego entero de tres o cuatro manos de papel, con sus cobertores de pergamino, para asentar las cuentas por menudo, y así poderlas examinar y mostrar al gobernador del partido[16].

 

El arca de las escrituras en la provincia
 

1556
Auñon

El cajón de las escrituras, situado en la camara del ayuntamiento, contaba con ocho cajones con sus rótulos indicativos de su contenido, cerrados con puertas de tres cerraduras, aunque una de las cerrajas faltaba y algún rótulo. El libro de inventario se llevaba al día y todas las escrituras estaban ordenadas y limpias. Las dos llaves estaban en manos de Alonso Martínez Rubio, escribano, y habría que repartirlas entre un alcalde y un regidor. Además se ordenó comprar el libro del Fuero Real de España y las Siete Partidas, además de encuadernar en pergamino las pragmáticas que había en el archivo, y mantener en la cámara de ayuntamiento dichos textos legislativos[16].

 
 

1534
Albalate

Los visitadores encontraron el arca con las escrituras del concejo el el interior de la tercia o cámara del pan. Era un arcón con tres cerraduras[17].

 
 

1541
Albalate

Se encontraba en casa de Juan Domínguez, receptor del concejo. Tenía tres cerraduras cuyas llaves estaban en manos del receptor, un regidor y el escribano del concejo, y al abrirla encontraron "las escripturas della por buena horden puestas y fecho ynventario dellas e firmado de las personas que hizieron el dicho ynventario". Una de las llaves debería custodiarla uno de los alcaldes, en lugar del regidor o el escribano, para mayor recaudo, y todas las entradas y salidas deberían registrarse para que no se extraviase ningún documento[17].

 
 

1555
Albalate

El receptor del concejo, Juan Fernández de Málaga el viejo, custodiaba en su domicilio el arca de escrituras desde muchos años atrás, y que tenía en su poder las tres llaves que la cerraban. Abierto su interior, se encontró ordenado, y con su correspondiente libro de inventario al día. Las llaves habrían de entregarse a Alonso Hernández Trenado, alcalde ordinario, a Juan Manzano, regidor y a Gabriel Hernández, escribano del concejo. Además se ordenó sustituir una de las cerraduras, porque dos de ellas se abrían con una misma llave. Los visitadores mandaron que se trasladara a la cámara del ayuntamiento cuando ésta concluyera y, mientras tanto, que estuviera en la iglesia para que no corriera peligro, en una apilla y protegida por rejas[18].

 
 

1541
Almonacid

Había estado siempre en la iglesia parroquial. Tenía también tres llaves de las cuales una era conservada por el alcalde, otra por un regidor, y la tercera por el escribano. Con el fin de resguardarla de la humedad se había colocado sobre dos piedras labradas y para mayor seguridad, se situaba en el interior de una capilla construida para este uso de archivo. Los visitadores ordenaron abrirla y comprobaron que las escrituras y privilegios que contenía estaban perfectamente colocados en cajones y "hecho ynventario dellas por su buena horden en vn libro de marca de pliego con cubiertas de pargamino, declarado allý qué escritura es y en cuál de los caxones está puesta"[41]

 
 

1577
Almonacid

El archivo continuaba en la capilla de la iglesia parroquial de Santo Domingo, que ya había sido protegida por una reja de hierro, provista de su correspondiente cerradura, como se ordenó en visitas previas. El arca, cuyo contenido se encontró perfectamente ordenado e inventariado, se había sustituido desde la visita de 1573: "la qual dicha arca se a hecho después de la visytaçión pasada porque la que antes avía estaua ya vieja y era más pequeña que la que se hizo , y es muy buena pieça, con tres çerraduras de diferentes llaves, la vna de las quales tiene el governador desta provinçia que de ordinario rreside en la dicha villa de Almonesçir, porque no aya alcaldes ordinarios en ella, y la otra un rregidor, y otra el escriuano de ayuntamiento, y la dicha arca está puesta en vna capilleta que el conçejo desta villa hizo hazer para en que se solamente esté puesta la dicha arca, ençima de dos piedras labradas que salen de la pared, a manera de canes, y no llega al suelo, porque no tenga vmidad, y la dicha capilleta çerrada con vnas verjas de hierro guesas con sus puertas de las dichas verjas de hierro con su çerradura y llave..."[1].

 
 

1577
Almonacid

Sin embargo, en la visita a a Almonacid del año 1577 la producción de escrituras dejó pequeña la capilla donde se guardaban tradicionalmente los papeles municipales: "Otrosí, vimos una quadra que se manda por la dicha sala de ayuntamiento, como suben a mano derecha, la qual es buena pieça y está bien tratada y rreparada, y se a acresçentado en ella después de la visitaçión pasada, otro tanto como antes tenía la dicha quadra y está enluzida y blanqueada, y con sus alhacenas, para tener escrituras que tocan al conçejo, y otras de escriuanos que han sido en la dicha villa, que no son vezinos della, y las dejan allí cuando se van a bibir a otra parte, con su çerradura y llave, la qual tiene el escriuano del ayuntamiento. En la dicha quadra y alahacenas della hallamos el libro del Fuero Rreal de España, y las Premáticas rreales, y las Siete Partidas, y otros libros viejos de premáticas, y otras escrituras de rrepartimientos de alcabalas, e cuentas de reçebtores e cogedores, e de personas que van a negoçios del conçejo e otras escrituraqs tocantes al conçejo; lo que de presente nos paresçió que avía que proveer es que todas las escrituras que ay en la dicha quadra y alhazenas se pongan por buena orden, y cada cosa por su parte, yntituladas de lo que son, para que quando sean nesçesarias se hallen con facilidad y se entienda dónde está cada cosa dellas..." El mandamiento se completa con la orden de echar un suelo de yeso, y la prohibición de almacenar grano en aquella estancia, porque se encontró una poca cebada, y en ocasiones se había introducido más grano [19].

 
 

1589
Almonacid

El archivo municipal seguía protegido por el arca de tres llaves, con su libro de inventario en perfecto estado, y las escrituras ordenadas en envoltorios con su contenido[1].

 
 

2000
Almonacid

Esta arcón puede datar del siglo XVII. En el Ayuntamiento de Almonacid se conserva un arca de tres llaves, donde se guardan los documentos más antiguos de su archivo municipal, así como diverso ajuar empleado en las fiestas de la localidad.

 
 

1577
Yebra

Se había trasladado a la cámara de ayuntamiento, y estaba en la habitación de la chimenea. Tenía tres cerraduras, cuyas llaves custodiaban una un alcalde, otra un regidor y la tercera el escribano del ayuntamiento. Aunque estaban bien ordenadas las escrituras, no se había comprado el libro para inventariarlas, y por ello se aplicó la pena impuesta en el mandamiento de la visita anterior, 2.000 maravedíes que se ejecutarían en los bienes de los alcaldes y regidores. Además, las autoridades municipales del momento deberían proceder a comprar el libro e inventariar el archivo antes de que finalizase su mandato, en San Miguel de septiembre, bajo la misma pena de 2.000 maravedíes. El arca se debería situar en la sala de ayuntamiento, según se entraba a la derecha, para tenerla más a mano y mejor protegida que donde estaba. En la visita de 1573 se solicitó que su cobertor o tapa, que estaba hecho de dos piezas, se sustituyera por uno de una sola pieza de buena madera, porque la que tenía estaba vieja, y si no fuera posible de dos, pero con una tabla a manera de moldura o guarnición, debido a que el arca era bastante ancha. No se había sustituido la tapa, pero sí se encontró clavado un listón en la junta de las dos tablas.[30].

 
 

1589
Yebra

En el cuarto pequeño junto al de la chimenea se encontraba el archivo, en el arca que había sido reparada conforme se ordenó en las visitas, con tres cerraduras, y dentro las escrituras ordenadas y recogidas en una relación escrita en un papel suelto, que se ordenó sustituir por un libro inventario y registro de las entradas y salidas de documentos. Esta última orden, reiterada de otras visitas, al no haberse cumplido derivó en la ejecución de la multa de dos mil maravedíes a las autoridades responsables, con lo que se pagó el gasto de los escudos pintados en la audiencia, pero todavía no se había puesto el libro inventario de las escrituras, con lo cual se volvió a multar a los oficiales del concejo de Yebra. En elmismo cuarto se guardaban as escrituras públicas de los escribanos que habían trabajado en el pueblo, que se mandaron conservar convenientemente[30].

 
 

1557
Berninches

El arca de las escrituras estaba en la iglesia, en una alacena con puerta y dos cerraduras, una de cuyas llaves tenía un alcalde y la otra un regidor, y la llave del arca en poder del escribano. El libro de inventario se encontraba en su interior, puesto al día[1].

 
 

1534
Borox

Los visitadores recomendaron que la cámara de ayuntamiento se colocase "vna arca mesa en que estén las escripturas manuales del conçejo y el libro de ayuntamiento, y para que allí se asiente el escriuano del secreto a escreuir quando estoviésedes en el ayuntamiento" [86].

 
 

1557
Borox

El archivo municipal estaba en un mueble que podemos considerar como modélico, repecto a lo que se veía en otros pueblos: "Otrosí vimos e vesitamos el caxón qu tenéys que está en la dicha cámara de vuestro ayuntamiento para tener la escrituras e previlegios e provisiones del dicho conçejo, el qual es muy buena pieça, que tiene quatro caxones con sus çerraduras e llaves, e dos puertas que çierran los dichos caxones, e debaxo de los dichos quatro caxones en el mesmo caxón otros dos caxones pequeños con sus çerraduras, para tener escrituras manuales, todo ello muy bien fecho e ordinado, e las escriturars a muy buen rrecavdo e en el dicho caxón vuestro libro enquadernado donde tenéis por ynventario todas las escrituras que tiene el dicho conçejo, e nos dixistes que en él se escrevía e hazían conoçimientos de las escrituras que del archivo se sacaban, como os estaba mandado por la visitaçión pasada, por lo qual en nonbre de su Magestad e Orden vos damos graçias por ello, e os encargamos e mandamos que sienpre tengáis cuidado de lo tener bien tratado e a rrecavdo como agora vimos que estava todo[86].

 
 

1577
Borox

El cajón de las escrituras segúia en tan buen estado como se comprobó en la visita anterior, así como la mesa donde el escribano se sentaba y en la que tenía también las escrituras "manuales" y el libro de relaciones. Al revisar el archivo, los visitadores ordenaron copiar una provisión de Carlos V, fechada en en Valladolid a 7 de septiembre de 1536, en la que se concedía al concejo de Borox tener un escribano que ejerciera el oficio sin pagar renta al ayuntamiento, para así no cobrar costas excesivas a los vecinos pobres del pueblo[86].

 
 

1541
Escariche

Situada en la cámara de ayuntamiento, era un arcón con dos cerraduras, en cuyo interior se encontraron los papeles desordenados, sin libro inventario ni registro para anotar las salidas y entradas, como era preceptivo [86].

 
 

1557
Fuentelencina

El archivo municipal se encontraba en un cajón, depositado en la cámara de ayuntamiento, con su libro de inventario de cuarto de pliego mantenido al día, para anotar las que se sacaban para su confirmación o presentación en tribunales y consejos[31].

 
 

1577
Fuentelencina

Se encontraba en un cajón o arca con tres cerraduras, dentro de una sala a la que se accedía desde la cámara del ayuntamiento, todo bien ordenado y en su sitio, y las llaves las tenían un alcalde, otra un regidor y otra el escribano[20].

 
 

1589
Fuentelencina

Continuaba en las mismas buenas condiciones que en la visita de 1577, indicando que algunos de los privilegios y escrituras que se vieron al abrir el arcón estaban conservados en cajas de lata[20].

 
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La cámara del ayuntamiento El hospital